Recuerdo que justo antes del mercado bajista que se inició con la burbuja tecnológica del 2000, en la que gestionaba una gran cartera institucional, mantuve una reunión con un compañero de un banco de inversión. Tengo frescas las palabras de aquel gestor porque me hicieron reflexionar durante algún tiempo después. Más o menos me indicaba que los mercados de valores presentaban un elevado riesgo por varios motivos:
Me hablaba de la enorme sobrevaloración del sector tecnológico, acertó de pleno, que se extendía también a muchos sectores tradicionales. Añadía que el apalancamiento era tan elevado que cualquier traspié en el mercado de acciones provocaría una ola de ventas de enormes proporciones. Acertó plenamente también. Y por último me señalaba que las mesas de tesorería estaban dominadas por gestores que sólo conocían en sus carreras profesionales una tendencia alcista. “Son demasiado jóvenes para haber sufrido la tendencia bajista del 87. Eso es muy peligroso porque no sabrán reaccionar cuando una nueva tendencia bajista se imponga. Ahora piensan que toda corrección es para comprar, y no”, afirmaba.
Y precisamente eso fue lo que pasó. La brusquedad de las caídas en las bolsas mundiales, aparte de por motivos fundamentales, se magnificó por el pánico de unos inversores que no supieron manejarse en un nuevo entorno. Una lección que les salió muy, muy cara.
Bien, pues siento decirles que estamos de nuevo en esa situación. Vean estos datos:
Desde 2009, inicio del actual mercado alcista, el número total de personas que han ingresado en la industria financiera es de 13,4 millones. Gran parte de ellos han sido para reemplazar los 6,9 millones que se han marchado del negocio, o los 3,9 millones despedidos en estos últimos nueve años.
David Rosenberg afirmaba tras estos datos: Tenemos 13,4 millones de novatos en la industria. Sin experiencia de gestionar un escenario cambiante. Los particulares han dado a estos hombres la responsabilidad de gestionar su dinero. Unos gestores que sólo tienen en su haber la experiencia de un mercado alcista. Sólo han conocido la expansión económica; un mercado de acciones alcistas, de hecho, mercados alcistas en todos los activos de riesgo; apalancamiento masivo; tasas de interés super bajas o negativas; niveles extremadamente bajos de volatilidad; deflación o inflación ultrabaja; interminables rondas de flexibilización cuantitativa; globalización; y los bancos centrales respaldándoles en todo momento.
¿Es el mejor currículum para gestionar un cambio dramático de escenario como el que se nos avecina? Yo creo que no. La experiencia nos dice que no.