Hablemos de la inversión de la curva de tipos. Sí lo sé, no parece un tema excesivamente interesante, pero quizás opinen diferente después del artículo. O quizás no. Veamos. La curva de tipos es aquella que se dibuja con el diferencial entre la rentabilidad de los bonos a corto plazo y a largo plazo. Cuando una economía tiene un crecimiento sólido esta curva de tipos gana en pendiente porque los inversores no esperan bajadas de tipos en el corto plazo y priman sus posiciones en el largo plazo. Cuando la economía pierde fuelle la curva se aplana porque los rendimientos en el largo plazo se reducen pues se espera medidas de expansión monetaria para activar el crecimiento: Cuando la curva se invierte, el rendimiento de la deuda a corto supera el de largo plazo, se espera una recesión económica.
Ahora traslademos esto a los mercados. Cuando la curva se invierte los inversores como decíamos esperan contracción económica en un plazo de 6-12 meses y por tanto la renta variable inicia una fase bajista de largo plazo.
La conclusión por tanto sería lógica. Si consigues prever la evolución del crecimiento económico (a través de la curva de tipos u otro instrumento), podrías anticipar la evolución de las bolsas, y ganar dinero para ti y para tus clientes. Bien, pues no es así. Como en muchas otras facetas de la vida, la teoría muy a menudo no coincide con la realidad.
Vamos hacer referencia a un reciente estudio de Vincent Deluard, jefe de macroestrategia de INTLFCStone. Este brillante analista descubrió que incluso si tuvieras una previsión perfecta del crecimiento del PIB de EE.UU. a un año vista, tus rendimientos en bolsa superarían ligeramente la estrategia de “comprar y mantener”, y estarían por debajo de otra sencilla estrategia como al de la media de 200 sesiones (comprar cuando el activo supera su media de 200 sesiones y vender cuando la perfora a la baja). Si lo que conocieras no fuera la evolución del PIB a un año sino en un trimestre por adelantado, el rendimiento sería aún peor.
Deluard construyó una cartera hipotética en la que estaba 100% invertido si el crecimiento del PIB del siguiente trimestre era más alto que el actual, y 100% en efectivo si no lo era. Bien, pues esta estrategia lo hacía peor en un punto porcentual al año desde 1948, a una estrategia de comprar y mantener qué básicamente es no hacer nada.
Si lo que conociéramos de antemano es la evolución del PIB a un año e invirtiéramos el 100% de la cartera si el PIB fuera superior al del año anterior y 100% en liquidez si no lo fuera, el rendimiento superaría en un 1% a la estrategia de comprar y mantener, pero estaría por debajo de la estrategia de 200 sesiones a la que hacíamos antes referencia.
La conclusión de este estudio es que la relación existente entre el crecimiento económico y la evolución en bolsa es mucho menor de lo que la gente cree. Aunque tuviéramos una bola de cristal con la evolución de las economías a un año vista no podríamos aprovecharlo en bolsa como vemos. Es casi mejor tener una bola de cristal de la evolución de las cuentas empresariales a un año. Eso sí que influye y ahí sí que podríamos superar claramente a otras estrategias.