“Cuanto más vacía la carreta más ruido hace”, decía siempre me abuela cuando se refería a aquellas personas que hablaban por no estar calladas. Un dicho que me viene a la memoria cuando veo el escenario actual en los mercados financieros. “Ruido” son las incertidumbres políticas en algún país de la Unión Europea. “Ruido” es la tensión comercial entre EE.UU. y alguno de sus principales aliados económicos. “Ruido” son las advertencias de muchos analistas señalando que nos acercamos a un techo mayor de mercado en las bolsas mundiales. Ruido, ruido y ruido.
¿Y qué no lo es? La pregunta se contesta si respondemos a esta otra ¿realmente que se cotiza en bolsa?
Bien, pues aunque parezca una obviedad, muy a menudo se olvida que en los mercados de valores simplemente se intercambias los títulos de unas compañías con la esperanza de participar en sus beneficios presentes o futuros. Puede que la motivación de muchos inversores sea únicamente comprar una acción a un precio para venderla a un precio más caro, pero en el fondo lo que hacen es comprar los flujos monetarios futuros de esa compañía con la esperanza de que esos flujos se revaloricen y poderlos vender más caros. En resumen, lo que no es ruido son los beneficios de las compañías cotizadas.
Establecido esto traerá a estas páginas la interesante reflexión de Nicolás López de M&G A.V. precisamente de eso que no es “ruido”.
La corrección del mercado de los últimos meses ha venido acompañada de un aumento de las incertidumbres sobre la evolución futura de la economía. Las subidas de tipos en EEUU, cierta desaceleración de los indicadores en Europa, la cruzada arancelaria de Trump, el aumento de la inestabilidad política en Europa con el frente de Italia y la creciente crisis migratoria, favorecen la percepción de que los riesgos para la economía han aumentado recientemente. Esto nos ha dejado un mercado sin tendencia en el que se suceden subidas, caídas y rotaciones sectoriales que reflejan la ausencia de un escenario definido para próximos meses. Esto es algo normal en una fase de corrección y la clave es intentar discernir si realmente existe un riesgo significativo de un escenario fin de ciclo o si por el contario, lo más probable es que la fase expansiva de la economía y los beneficios va a continuar en los “próximos años. En unas declaraciones recientes Draghi ha dejado claro que no ve una recesión ni nada que se le parezca en el horizonte europeo de los próximos años. La reciente desaceleración está llevando la tasa de crecimiento en la eurozona hacia niveles más sostenibles a largo plazo después de alcanzar casi el 3% a finales de 2017. El escenario para próximos trimestres, sin embargo, parce bastante estabilizado para la eurozona con un crecimiento que se situaría algo por encima del 2% en 2018 y ligeramente por debajo en 2019 y 2020. Más positivas son las noticias por el lado de los beneficios de las empresas que en las últimas semanas se han empezado a revisar de nuevo al alza. La combinación de las recientes caídas con el incremento de los beneficios estimados nos deja unas Bolsas en Europa con unas valoraciones atractivas.
De acuerdo con las estimaciones actuales, el BPA del Ibex crecerá a una tasa del 8% anual hasta finales de 2019. El PER del Ibex de 12,1x está en su nivel más bajo desde la recesión. Asumiendo un PER de 14x y las actuales previsiones de beneficios para el Ibex, su valor teórico actual sería de 11.150 puntos y el objetivo a finales de 2019 de 12.900 puntos.
Crecimiento de los beneficios y corrección de la bolsa han provocado un importante ajuste de la valoración que es ahora muy atractiva en la Eurozona en un entorno de crecimiento moderado pero estable.