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¿Hijo, qué es la bolsa? Papá, no me preguntes cosas raras.

por Carlos Montero Hace 6 años
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Tengo un hijo de catorce años que básicamente desconoce prácticamente todo de la profesión de su padre. Tiene el mismo conocimiento de los mercados financieros que del postimpresionismo, a pesar que de esto último le he llevado a unas cuentas exposiciones. Cuando le pregunté que me dijera todo lo que sabía sobre la bolsa, me contestó: "Papá, no me preguntes cosas raras. Por cierto, mañana he quedado para ir al Parque de Atracciones"...literal.

¿Por qué les cuento todo esto? Pues porque recientemente recibí un artículo de Finance Academy en el que habla precisamente sobre la poca cultura financiera que tienen nuestros hijos, algo que contrasta con la educación en otros países desarrollados. Veamos:

Los niños españoles tienen su primer smartphone en torno a los 10 años y en mucho de los casos es un iPhone; sin embargo, desconocen completamente quién es Steve Jobs y el imperio que llegó a crear con su talento y su habilidad en los negocios. Y es que mientras que la alfabetización, la capacidad de leer y escribir, es una parte fundamental del sistema educativo, la educación financiera y empresarial a menudo se queda fuera de toda actividad curricular y se reduce a talleres optativos de finanzas personales.

“Aunque hay un movimiento para incluir más cursos relacionados con las finanzas en primaria y secundaria, los padres son los principales educadores cuando se trata de enseñar a los niños las habilidades que necesitan para desarrollar una base sólida para la competencia financiera permanente. Sin embargo, muchos adultos evitan hablar con los niños sobre el dinero ya que no tienen confianza sobre cómo manejan sus propias finanzas”, explica India Jiménez de Cuevas, directora de Finance Academy, que cita un estudio de T. Rowe Price donde el 70% de los padres admite ser reacio a hablar de dinero con sus hijos.

Un hecho más que desafortunado ya que los adultos tienen dos cosas que los niños no tienen cuando se trata de finanzas: experiencia y perspectiva. No tenemos que tener el perfecto historial de Warren Buffett o Peter Lynch para enseñar a cualquier niño los fundamentos de finanzas personales. Además, es importante aclarar a una edad temprana que la mayoría de la riqueza no es el resultado de la suerte y que la mayoría de las personas tiene que trabajar duro y tomar decisiones inteligentes para ‘hacerse rico’.

“Incluso si no se conoce la diferencia entre un plan de pensiones de prestación definida o mixta, se invierta en renta variable o en materias primas, se puede proporcionar información precisa a un niño, presentarles ideas, despertar el interés y ayudarlos para que en un futuro tomen el control de sus vidas financieras. Al enseñarles sobre el dinero, se los ayuda a descubrir las relaciones entre ganar dinero y ahorrar y los niños comienzan a comprender el valor del dinero”, asegura Jiménez de Cuevas.

La educación financiera puede comenzar a una edad temprana con conceptos simples como contar monedas y adquirir productos que a los niños les resulten interesantes. Los niños mayores pueden aprender sobre cuentas de ahorro o crear un presupuesto personal con objetivos claros y definidos. “La clave es enseñar un concepto y dejar que lo integren en su vida cotidiana, incluso si eso significa gastar más tiempo en la tienda de juguetes o en el quiosco de chucherías mientras que el niño cuenta minuciosamente las monedas que previamente ha sacado de la hucha”, sostienen desde Finance Academy, que actualmente están organizando el curso de preparación para el Level I Exam de la Designación CFA en Madrid.

Otro cambio interesante sería seguir el patrón de Estados Unidos, donde 17 estados integran ya la educación financiera en la enseñanza de las matemáticas. Estas clases se vuelven más eficaces cuando se integran con las finanzas personales, ya que hace que las matemáticas sean reales y provoca a su vez interés por el dinero en los niños.

“Tener una educación financiera ayuda a perderle el miedo al dinero con el cual estamos en contacto desde pequeños. Nos ayuda a planificar mejor nuestros ahorros, así como a valorar adecuadamente ofertas y servicios ofrecidas por bancos u otras organizaciones, y obtener mejores condiciones”, señala India Jiménez de Cuevas quien apunta que “esto no es un trabajo exclusivamente de los padres o de una institución aislada, sino que es un esfuerzo conjunto para que la educación financiera de nuestros niños cambie su vida como adultos y por qué no lleguen a convertirse en grandes players mundiales como Buffett o Lynch”.


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