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¿Es Trump un traidor?

por Carlos Montero Hace 6 años
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La pregunta del titular podría parecer un exceso, pero es totalmente pertinente si tenemos en cuenta las declaraciones de destacadas figuras políticas, periodísticas o de importantes ex cargos estadounidenses, que se pronunciaron en este sentido después de la reunión de Trump con Putin, en la que el presidente de EE.UU. cuestionó los agentes de inteligencia de su país y apoyó la versión del mandatario ruso.

John Brennan, ex director de la CIA, calificó los comentarios de Trump como “traición”. El ex director del FBI James Comey, despedido por Trump, dijo que el presidente había vendido a nuestra nación.

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Pero, ¿es Trump un traidor desde el punto de vista legal? Es lo que se pregunta el analista de MW Jeffry Bartash. Algunos destacados profesores, como Lawrence Tribe, creen que sí habría caso para esta acusación.

Estrictamente hablando, afirma Bartash: La traición es casi imposible de probar. Sólo un puñado de estadounidenses han sido condenados por traición, y ninguno desde 1952.

Basándose en una antigua ley inglesa, los Padres Fundadores elaboraron una definición muy reducida de la traición porque eran sensibles a la posibilidad de que se usara para destruir oponentes políticos.

El artículo 3 en la Sección Tres de la Constitución dice:

“La traición contra los Estados Unidos consistirá únicamente en imponer la guerra contra ellos o en adherirse a sus enemigos, brindándoles ayuda y consuelo. Ninguna persona será condenada por traición a menos que cuente con el testimonio de dos testigos de la misma ley abierta o de confesión en audiencia pública.”

Por un lado, los "enemigos" definidos legalmente significan un país en el que los Estados Unidos han declarado la guerra o están luchando activamente. La Rusia moderna, obviamente, no cae en ninguna categoría. Quizás el único país que lo hace es Corea del Norte: nunca hubo un final oficial de la Guerra de Corea.

Como corresponde a un país libre, los estadounidenses pueden participar en muchas acciones sin someterse a cargos de traición. Es permisible decir cosas malas sobre el gobierno, instituir políticas dañinas o incluso anteponer los intereses de otras naciones a los Estados Unidos. Los tratados internacionales firmados por los presidentes de los Estados Unidos, por ejemplo, son algunas veces más beneficiosos para otros países o posiblemente perjudiciales para los intereses estadounidenses.

De las palabras de Bartash se desprende que el calificativo de “traidor” sobre Donald Trump es más metafórico que real. La legalidad no sostiene que Donald Trump haya cometido traición. Puede respirar tranquilo, aunque la verdad, no le veo yo muy preocupado.


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