Muchos gestores y analistas se preguntan qué es lo que hay detrás de la guerra comercial que ha emprendido EE.UU. con sus respectivos socios comerciales. Sus beneficios dependen en gran parte de qué puedan identificar las causas y anticiparse a las nuevas medidas del mandatario estadounidense. Muchos hablan de improvisación, de actos de bravuconería descontrolada. Otros creen que es una estrategia perfectamente diseñada para tomar ventajas en las negociaciones comerciales que EE.UU. ha emprendido con China, Canadá, México, la Unión Europea, entre otros. La diferencia entre una u otra postura es esencial para los mercados financieros y sus expectativas.
Nicolás López de M&G valores tiene su propia visión sobre este escenario. Veamos:
La personalidad del Presidente Trump puede transmitir la idea que sus actuaciones no tienen un objetivo claro y son simples bravuconadas que acabarán en un acuerdo con China sin grandes consecuencias. Realmente nadie sabe qué piensa realmente el Presidente norteamericano. Sin embargo, sí sabemos la ideología que algunos de los asesores que han estado detrás de su llegada a la Casa Blanca piensan sobre el “nuevo orden mundial” y que se resume en el lema de su campaña de "America First" (América lo primero).
Aunque EEUU ha sido en conjunto un país beneficiado por el proceso de globalización de la economía en las últimas décadas, también ha habido ganadores y perdedores dentro del país cómo ha sucedido en general en los países desarrollados. Uno de los aspectos dónde se percibe la "pérdida" para EEUU es la generación de un importante déficit comercial, que a su vez es reflejo de la pérdida de tejido industrial que ha afectado a amplias zonas del país, las zonas que mayoritariamente han votado a Trump. La visión de esos asesores es que ese proceso es consecuencia de la competencia "injusta" de otros países, en particular China pero también la Unión Europea, y están firmemente determinados a acabar con esa situación. Aunque en la crisis de 2008-09 el déficit comercial se redujo del 6% del PIB al 4%, se resiste a bajar de esos niveles.
Existe un riesgo patente de que "America First" signifique un cambio estructural de gran calado que ponga fin a una época en la que EEUU ha defendido la extensión del libre comercio por todo el mundo. Aunque Trump no defiende abiertamente el proteccionismo, sino que más bien acusa a China de prácticas proteccionistas, lo cierto es que entre sus asesores de la "Alt-Right" (Derecha Alternativa) predomina la visión de que EEUU debe defender su industria frente a la competencia "desleal" de países como China que, siendo la segunda mayor economía del mundo, siguen teniendo un mercado interno protegido para desarrollar su industria.