"Las bolsas de EEUU y Europa iniciaron un comportamiento divergente en la primavera de 2017. Desde entonces Europa se mantiene en un tono lateral-bajista mientras EEUU ha continuado su proceso alcista", comentaba Nicolás López en un reciente análisis publicado, ilustrando dicha afirmación con el siguiente gráfico:
En parte esta divergencia se explica por un factor puntual como la reforma fiscal de EEUU que ha elevado los beneficios de las empresas norteamericanas en más de un 10%. Pero hay otros factores como la desaceleración de la economía en Europa, el menor peso de los sectores de crecimiento en los índices europeos, la guerra comercial o las cuestiones políticas como el Brexit e Italia que ayudan a explicar el diferencial. De todos estos factores el más relevante en última instancia es el del crecimiento económico. Las cuestiones políticas acabarán pasando o en todo caso tendrán un impacto determinado en el crecimiento a largo plazo, pero lo que afecta al mercado es más bien la coyuntura de la economía en el corto plazo. En este sentido seguimos pensando que no existen indicios preocupantes sobre una posible recesión ni en Europa ni en EEUU, por lo que creemos que esta corrección no es el inicio de un gran mercado bajista sino una corrección más o menos normal dentro de un mercado alcista.
En el caso de EEUU podemos ver la caída de las últimas semanas como una nueva pata bajista de la fase correctiva que se inició en enero. Esta corrección tendría como límite razonable los mínimos de marzo lo que implicaría una caída adicional posible de un 7% aprox. dentro de un rango lateral. En Europa la situación es más complicada porque la corrección tiene un sesgo más bajista lo que hace más complicado tener una referencia de soporte para el final de la corrección. Habríamos esperado una mayor resistencia de los índices europeos a caer dadas las caídas acumuladas en los últimos meses pero no está sucediendo así y de momento los retrocesos están siendo similares en todos los índices.