La semana pasada hablábamos de las "empresas zombies" para referirnos a aquellas compañías que se mantienen en pie solamente gracias a circunstancias financieras y monetarias excepcionales. Llega ahora el momento de extender este análisis hacia otro tipo de compañías que también están más cerca de la muerte que de la vida: hablo de aquellas firmas que no llegan a cesar operaciones pero que no llegan a liquidar su actividad.

Los datos disponibles en 2010 señalaban que había en España más de medio millón de empresas sin actividad mercantil. Sin embargo, en 2013, este indicador había crecido hasta las 925.000. La cifra es significativa, ya que hablamos, aproximadamente, del 40% de las compañías registradas en nuestro país.

Iberinform, casa vinculada al grupo de seguros Crédito y Caución, apunta en sus estudios sobre esta cuestión que el fenómeno es especialmente pronunciado en las Islas Canarias, Ceuta y Melilla y Andalucía. En el extremo contrario aparecen La Rioja, Aragón y Castilla y León, con porcentajes superiores al 29%.

Por suerte, el número de empresas creadas en España ha aumentado de forma notable en los últimos años. Esto puede ayudar a recuperar parte del terreno perdido, rejuveneciendo y mejorando nuestro tejido productivo. Por desgracia, este proceso de mercado está siendo manipulado y dirigido con criterio político a través de programas con los que las Administraciones hablan de "fomentar el emprendimiento".

Como señalé en abril de este año, en estos programas públicos "abundan las subvenciones y las excepciones tributarias. Sin embargo, lo que necesitan los empresarios es otra cosa: flexibilidad laboral, rebajas de la presión fiscal…". Por aquel entonces apunté que la financiación para los nuevos proyectos empresariales "no debe conseguirse a base de constituir a los "emprendedores" como un nuevo "lobby" extractor de rentas públicas".

Si prospera un modelo de emprendimiento subvencionado, la pujanza de nuestro sector privado irá a menos, minando así la destrucción creadora y fomentando la proliferación de empresas ajenas a la realidad del mercado. Esto vendría a consolidar un nuevo grupo de “zombies”, esta vez “emprendedores”.