Tengo un hijo adolescente. Para cualquier padre/madre que tenga o haya tenido un hijo adolescente no es necesario decir mucho más. Para sobrevivir a esta etapa necesaria de su maduración es necesario tener la calma de un budista tibetano.
Bien, pues ayer tuve una interesante conversación con mi hijo sobre “el efecto manada”, o la tendencia que tenemos los humanos a hacer lo que hace la mayoría al entender que tanta gente no puede estar equivocado. La adolescencia es la edad de oro del efecto manada.
Este comportamiento gregario, que en el pasado de nuestra especie tuvo su utilidad como protección grupal, en la actualidad tiene menos sentido, eliminando nuestra capacidad de criterio y la búsqueda de opciones alternativas. Fue una charla interesante con mi hijo, pero si les digo la verdad, no creo que le haga cambiar excesivamente su comportamiento.
Y es que nadie está libre de ese “efecto manada”, y los que movemos en el día de los mercados financieros lo sabemos muy bien.
Hace un tiempo se publicó en la revista NewScientist un artículo muy interesante sobre el mercado de valores y la forma en la que el efecto manada puede dar lugar a burbujas en los mercados y su posterior pinchazo. El artículo cita un estudio realizado por investigadores europeos que estudiaron el comportamiento de los traders y encontró cierta evidencia empírica que da crédito a la idea de las burbujas. El artículo (vía PragCap) dice:
"El equipo simuló una red de 1.600 traders apostando sobre si el índice Standard & Poor's 500 subiría o bajaría - una aproximación a la actividad de comprar y vender - en base a los datos históricos. En cada paso de la simulación, cada comerciante trataba de predecir el movimiento del índice en el siguiente paso. Los traders poseen una determinada cantidad de información sobre el mercado y la utilizan para informar de su predicción. Los traders también tienen en cuenta las apuestas de los demás traders y como resultado pueden corregir su propia apuesta en el siguiente paso. Esto puede provocar una reacción en cadena en las apuestas y por lo tanto crear burbujas y desplomes. El equipo trató de combatir estos eventos mediante la introducción de traders que no aceptan o transmiten su información y en su lugar apuestan al azar.
El análisis mostró que un mayor número de inversores que ejecutan sus operaciones al azar reduce el tamaño y la frecuencia de los eventos extremos financieros. En el mundo real, los bancos centrales podrían asumir el papel de los traders que operan al azar para calmar a los mercados."
"Es un modelo interesante que conduce a algunas implicaciones interesantes", dice Andy Haldane, director ejecutivo de estabilidad financiera del Banco de Inglaterra. Sin embargo, los inversores a largo plazo, como los fondos de pensiones y compañías de seguros, ya deben estar desempeñando el papel de trader al azar, dice. Los bancos centrales pueden no necesitar intervenir, añade, ya que los "interruptores" que ralentizan la negociación puede sofocar los desplomes. "Muchos mercados de valores tienen estas soluciones".
Lo más interesante de este estudio, dice Cullen Roche de PragCap, es que los investigadores encontraron que si se puede reducir el efecto manada (intercalando estrategias al alzar dentro de la red) que pueden reducir las probabilidades de una avalancha. En otras palabras, si pueden hacer que el mercado sea más aleatorio, podrían realmente hacerlo más eficiente.