A falta de pocos días para finalizar el año 2018, muchos se preguntan cuáles serán los movimientos del mercado de cara al próximo año, antes de comernos las uvas cada año queremos tratar de anticipar que ocurrirá al final del año siguiente, lo cual como ahora comentaremos es un arma de doble filo.
¿Qué pronosticaron los bancos para final de año 2018?
Si atendemos a los objetivos fijados por los grandes bancos de inversiones sobre cómo finalizaría el S&P 500 nos encontramos con pronósticos del entorno de los 3.200 puntos para aquellos que eran más optimistas, como fue el caso de Canaccord Genuity. Los analistas de UBS pronosticaron un cierre de año en el entorno de los 3.150 puntos, mientras que Fundstrat Global Advisors marcaba el nivel objetivo de los 3.025 puntos y otras entidades como JP Morgan, Credit Suisse, Deutsche Bank, Bank of America Merrill Lynch, Oppenheimer, CFRA, BTIG, Bernstein o Barclays pronosticaban un final de año en los 3.000 puntos. BMO apostó por los 2.850 puntos.
Algo menos optimistas fueron otros actores como RCB Capital Markets, que se plantó en los2.890 puntos, Goldman Sachs y Wells Fargo, que fijaron los 2.850 puntos, Citi Group, que marcó los 2.800 como referencia, o Morgan Stanley, que apostó por los 2.750 puntos.
¿Por qué no se deben tomar al pie de la letra?
Es muy importante fijarse diferentes posibles escenarios sobre qué es lo que puede ocurrir en los mercados, tomando en consideración desde el punto de vista más optimista hasta el más pesimista posible.
Normalmente, estos pronósticos de valores absolutos en la bolsa suelen basarse en las previsiones sobre beneficios empresariales, los cuales no tienen por qué verse trasladados a la bolsa. Además, como es lógico, no tienen en cuenta los posibles “cisnes negros” que surgen de manera imprevista y no se conocen hasta que no aparecen. Muchos analistas pronostican que los beneficios de la bolsa no se van a ver afectados el año que viene por la desaceleración económica que los inversores ya están descontando. Si atendemos a la realidad, vemos que el S&P 500 cotiza en los 2.500 puntos (250 por debajo del pronóstico más pesimista fijado a principios de 2018) y que, en una selección de 43 índices mundiales, 31 se encuentran en mínimos anuales o cerca, lo que indica que las tendencias claramente alcistas que habíamos tenido hasta este año se están revirtiendo.
A la pregunta de si 2019 será mejor que 2018 es complicado darle una respuesta. Contamos, no obstante, con multitud de factores que otorgan una gran incertidumbre a los mercados financieros, tales como la relación entre Trump y Xi Jinping, la FED, el parlamento británico y su comportamiento respecto al Brexit, las tensiones entre el BCE y los gobiernos europeos, la evolución de la economía japonesa o los altibajos en el mercado de crudo. De momento sería interesante comenzar a poner el foco en estrategias de cobertura y centrarse en valores con presión bajista con alta deuda o bajos beneficios, para prepararse para eventuales posiciones cortas, al menos a corto plazo, porque nos guste o no… las oportunidades aparecen en tantos en subidas como en caídas del mercado, aunque prefiramos que el mercado suba.