A lo largo del tiempo, la cotización de los principales índices bursátiles experimenta ciclos de altas y bajas, los cuales pueden dar lugar a importantes beneficios y pérdidas, dependiendo de la posición que se hubiera adoptado previamente.
Ahora bien, de forma más aislada, también tienen lugar repentinas caídas pronunciadas cuyas causas parecen desconocidas y cuyas consecuencias pueden llegar a resultar devastadoras, para quienes no hayan dispuesto medidas previas de protección.
Este fenómeno se ha vuelto relativamente novedoso en el ámbito de la inversión bursátil y, a lo largo de este artículo, vamos a ejemplificar en qué consiste y cuáles son las posibles causas que lo provocan.
Dos de los Flash Crashes más recientes tuvieron lugar en el año 2010 y 2016, afectando respectivamente al Dow Jones y a la libra esterlina.
En lo que se refiere al primer caso, el 6 de mayo de 2010, el Dow Jones norteamericano comenzó una jornada con pérdidas, arrastrado por lo que parecía una situación muy vulnerable de la economía griega, debido a su incapacidad para hacer frente a su deuda pública y el riesgo de la quiebra del país.
Sin embargo, el movimiento más brusco tuvo lugar a las 14:42, cuando el índice se desplomó 1.000 puntos en apenas 5 minutos, acumulando una pérdida del 9%. Minutos más tarde, el índice comenzó a recuperarse parcialmente. Desgraciadamente, aquellos breves minutos se convirtieron en la mayor caída intradía que había tenido lugar a lo largo de la historia, y generaron cuantiosas pérdidas para un gran número de empresas e inversores.
Por otro lado, y tras la celebración del Brexit en octubre de 2016, la cotización de la libra esterlina cayó más de un 6% frente al dólar americano. Al igual que en el caso anterior, se trató de un flash crash y la cotización se recuperó parcialmente a lo largo del día.
Aún no está del todo claro cuáles son las causas de los Flash Crashes. De hecho, se han llegado a identificar diversas posibles razones que los originan y, en algunos casos, se han descubierto actuaciones criminales detrás de estos movimientos bursátiles.
En el caso del Flash Crash de 2010, se pudo descubrir que la actuación del operador bursátil Navinder Singh Sarao fue la principal causa del desplome de la cotización. Este operador londinense ordenó importantes operaciones de venta de carácter masivo, mediante el uso de un software que ejecutaba órdenes automáticamente.
Las ventas a gran escala generaron una caída repentina de la cotización. Tras lo cual, este operador pudo recomprar las acciones a precios extraordinariamente bajos.
Sin embargo, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos llevó a cabo una investigación, tras la cual determinó que la actuación de Navinder Singh Sarao constituyó un delito, con el cual había generado cuantiosos beneficios para la compañía en la que trabajada.
Las declaraciones por parte de destacados políticos, así como de instituciones mundiales pueden tener un impacto considerable en la actitud de los operadores bursátiles, los cuales consideran dichas declaraciones indicios claros de decisiones políticas y económicas, las cuales afectan a la cotización de la bolsa.
En algunas ocasiones, estas declaraciones o noticias son incluso manipuladas o falseadas, con el propósito de generar un mayor alarmismo y desequilibrar las economías nacionales y sus respectivos mercados bursátiles.
Por ejemplo, en el abril de 2013, la agencia AP fue hackeada y publicó un tuit falso, en el cual aludía a un supuesto ataque sufrido en la Casa Blanca. Dicha noticia generó una caída repentina del Dow Jones de 130 puntos en escasos segundos.
Por supuesto, no es necesario que haya falsificación alguna para que la noticia tenga un impacto brutal sobre la cotización. La caída de la libra esterlina durante el flash crash del 2010 se atribuyó, en parte, a las declaraciones del, por aquel entonces, presidente de Francia Fracois Hollande, quien abogó por la mano dura contra el Reino Unido, tras la aprobación del Brexit.
Por sorprendente que pueda parecer, también se sospecha del error humano como uno de los factores detonantes de los flash crashes. El hecho de añadir un cero de más en una orden, puede suponer una operación pase de implicar la venta de millones, a la venta de billones de dólares. Una operación de esta envergadura puede actuar como desencadenante del pánico bursátil y la réplica de sucesivas operaciones de venta a la baja, conforme la cotización cae sin parar.
A este tipo de errores se los conoce informalmente como “fat finger”, haciendo alusión a un dedo torpe o “gordo” por parte del operador encargado de la operación, el cual pulsa la tecla equivocada.
Hoy en día, un gran número de operaciones bursátiles tienen lugar mediante el uso de softwares automatizados, los cuales activan las operaciones de compra o venta, en el mismo momento en que la cotización alcanza un determinado límite.
Así mismo, también se utilizan sofisticados algoritmos predictivos, los cuales tratan de anticipar un movimiento bursátil, en función de los antecedentes históricos.
Todo ello hace que, en determinadas circunstancias, se produzca una rápida reacción en cadena, dado que los softwares de los principales operadores bursátiles detectan una circunstancia adversa y ordenan la venta de los activos.
El resultado es sobradamente conocido: caídas imparables de la cotización.
Las causas de los Flash Crashes se han convertido en una fuente de preocupación para el sector financiero, dado que constituyen una importante vulnerabilidad, frente a quienes traten de sacar partido del caos generado, ya sea mediante la manipulación de noticias, la manipulación de la cotización o cualquier otra maniobra que pueda desencadenar una caída abrupta e inesperada de la bolsa.