A corto plazo es probable un rebote, aunque también es probable que no llegue muy lejos. A medio plazo el creciente sentimiento bajista, hace cada vez más probable un rebote importante.
Termina un al año en las Bolsas y empieza otro, 2019, en el que siguen las mismas dudas y problemas. El principal problema es que se teme una desaceleración de la economía global y no se confía en la Fed ni en los otros bancos centrales para ayudar a superarla.
La Fed dejó de imprimir dinero hace unos años y aumentó las tasas de interés cuatro veces en 2018, anunciando nuevas subidas para este año. El BCE también terminó su programa de flexibilización cuantitativa y hay debates sobre la normalización de las tasas de interés, es decir sobre cuando se iniciará una subida de tipos. Se teme que no hayan comprendido la situación actual del ciclo económico y que van a acelerar el enfriamiento con sus subidas de tipos y medidas restrictivas. Además siguen otros problemas sin resolverse (guerra comercial, Brexit, Italia, etc.).
Pero los problemas son como las alegrías, no duran para siempre, y cuando se resuelvan las Bolsas reaccionaran al alza. De momento aumenta el sentimiento pesimista, por lo que cada vez es más probable un rebote, aunque todavía podría faltar un desplome final. Además, y esto es muy positivo, aumentan las compras de los insiders.
El Ibex 35 en diciembre se dejó un 5,92% y en el año un 14,97%, su peor año desde 2010. De momento, en el comienzo del año nuevo, la caída se ha frenado en el suelo del canal bajista iniciado hace justo un año. Es probable un rebote, aunque también es probable que no llegue muy lejos.