Hace poco asistí a la conversación entre dos veteranos gestores profesionales de un gran banco español. En ella se quejaban abiertamente de la dificultad de la inversión actual en bolsa, por la “enorme manipulación” de los gestores automáticos, sobre todo en el mercado estadounidense añadían.
Su argumento se basaba en que cada vez es más difícil sobrevivir a los mercados con las herramientas convencionales -análisis fundamental, técnico, de flujos-, ya que los inversores de alta frecuencia monopolizaban los mercados, y provocaban movimientos bruscos e inesperados que te hacían salir de posiciones ganadoras por la ejecución de stops de protección, o por medidas de control de riesgo.
El hecho es que tienen razón. El siguiente gráfico, elaborado por Tabb Group para FT, muestra la cuota de mercado que tiene cada tipo de operaciones en el mercado de valores estadounidense, y su evolución desde 2010.
Lo más destacable es la continua ganancia de protagonismo de las operaciones cuánticas y de alta frecuencia desde el inicio del periodo analizado. Ahora suponen más de la mitad de todas las operaciones que se realizan en la bolsa de EE.UU. Destacar también que el incremento viene en exclusiva de los creadores de mercado de las operaciones de alta frecuencia, gestores con mucha mayor capacidad de compra, y por tanto, con posibilidades de manipular los precios de las acciones. Las operaciones cuánticas han triplicado su tamaño en estos años.
Las operaciones de los inversores particulares se mantienen estables, aunque como vemos, es poco representativa. Mientras que los fondos de cobertura tampoco han ganado terreno en estos años.
A la vista del gráfico anterior podemos dar la razón a los dos gestores a los que hacía antes referencia, y afirmar que cada vez parece más ingenuo el acudir a los mercados pensando que nuestros análisis nos van hacer descubrir joyas ocultas en el fondo de los mercados. Los tiempos han cambiado. En la bolsa también.