Donald Trump acaba de cumplir dos años al frente de la Casa Blanca: tiempo insuficiente como para que juzguemos las repercusiones a largo plazo de toda su política económica (bajada de impuestos y desregulación parcial de la economía), pero un plazo adecuado para que analicemos si algunas de las consignas que se lanza a propósito de su mandato son ciertas o no. En particular, el mensaje que los partidarios de Trump tratan de trasladar continuamente a la opinión pública: merced al liderazgo del republicano, la economía estadounidense ha despertado de su letargo y está experimentando una bonanza jamás vista con anterioridad e incomparablemente superior a la vivida bajo Obama.
¿Hasta qué punto esta consigna es cierta? Vamos a comparar el comportamiento de la economía estadounidense durante el segundo mandato de Obama (2013-2016) y durante la primera mitad del mandato de Trump (2017-2018) respecto a cuatro variables: el PIB, el empleo, la deuda pública y el mercado bursátil.
PIB
Desde principios de 2017 hasta el tercer trimestre de 2018, el PIB estadounidense en términos reales ha aumentado de 17,78 billones de dólares a 18,66, es decir, se ha expandido prácticamente un 5% a lo largo de siete trimestres: una media trimestral del 0,69% (o un crecimiento anual del 2,8%). En cambio, desde principios de 2013 hasta finales de 2016, el PIB real estadounidense aumentó un 9,5% a lo largo de 16 trimestres: una media trimestral del 0,57% (o un crecimiento anual del 2,3%).
En términos de evolución del PIB, pues, la economía sí se está comportando algo mejor con Trump que con Obama.
Empleo
A comienzos de 2017, EEUU contaba con 152,27 millones de trabajadores; dos años después, esta cifra se ha incrementado hasta los 156,94 millones: es decir, durante los dos años de Trump, 4,67 millones de ciudadanos han encontrado un puesto de trabajo (una media de 194.500 empleos creados por mes). En cambio, a comienzos de 2013 había 143,33 millones de estadounidenses con empleo, lo que significa que, durante la segunda legislatura de Obama, 8,94 millones de ciudadanos accedieron a un puesto de trabajo (una media de 186.000 empleos creados por mes). Por su parte, la tasa de paro ha pasado del 4,7% al 3,9% durante los dos años de Trump (lo que ha supuesto la reducción del número de parados en 1,2 millones de personas, esto es, 50.000 parados menos por mes), mientras que lo hizo del 7,9% al 4,7% durante la segunda legislatura de Obama (lo que supuso 4,8 millones de parados menos, esto es, una reducción de 100.000 parados por mes).
En términos de evolución del empleo y del paro, pues, la economía se está comportando prácticamente igual con Trump que con Obama (un poco más de creación de empleo con Trump, pero mucha más reducción del paro con Obama). Si acaso cabe inclinar la balanza a favor del republicano, sería porque la tasa de actividad (el porcentaje de la población en edad de trabajar que desea trabajar) se redujo un punto durante la segunda legislatura de Obama mientras que ha aumentado cuatro décimas con Trump (es más fácil reducir la tasa de paro cuando menos gente busca empleo que cuando lo buscan más personas).
Deuda pública
Durante los dos años de mandato de Trump, la deuda pública ha pasado de 19,97 billones de dólares a 21,97 billones de dólares, esto es, ha aumentado en dos billones de dólares: una media de 83.300 millones de dólares por mes. En cambio, durante la segunda legislatura de Obama, la deuda pública pasó de 16,43 billones hasta los 19,97, esto es, aumentó 3,54 billones de dólares en cuatro años: una media 73.700 millones de euros al mes.
En términos de emisiones absolutas de deuda, pues, Trump sale peor parado que el Obama de la segunda legislatura; solo en términos relativos puede salvar parcialmente la cara: en su segundo mandato, Obama aumentó el peso de la deuda federal sobre el PIB desde el 100% al 105%, mientras que, de momento, Trump lo está manteniendo constante alrededor del 105% del PIB.
Mercado bursátil
La evolución de los mercados bursátiles ha sido una de las grandes medallas que Trump ha querido colgarse en la pechera. Sin embargo, los datos comparativos no terminan de acompañarle. Desde finales de 2016 a finales de 2018, el Dow Jones ha experimentado una ganancia del 18%, el S&P 500 del 12% y el Nasdaq del 23,2%; en cambio, desde finales de 2012 a finales de 2016 (etapa Obama), el Dow Jones aumentó un 50%, el S&P 500 un 57% y el Nasdaq un 78%. En otras palabras, las bolsas estadounidenses se comportaron mucho mejor bajo el segundo mandato de Obama que bajo los dos primeros años de Trump.
Acaso podría pensarse que la comparación no es del todo adecuada por dos motivos: primero, tras la victoria electoral de Trump, los mercados estadounidenses comenzaron a vivir un ‘rally’ debido a la expectativa de que el republicano fuera a cumplir su programa económico, con lo cual ese aumento de las últimas semanas de 2016 sería atribuible a Trump y no a Obama; segundo, porque durante las últimos dos meses las bolsas han experimentado una gigantesca corrección (han llegado a caer cerca de un 20%). Comparemos, pues, la evolución de estos mercados, por un lado, desde el 1 de enero de 2013 al 2 de noviembre de 2016 (etapa Obama previctoria de Trump) y, por otro, desde el 2 de noviembre de 2016 hasta su máximo bajo la etapa Trump (registrado en octubre de 2018). En tal caso, el Dow Jones se habría llegado a revalorizar un 48,7% con Trump (frente a un 37,6% con Obama); el S&P 500 un 40% con Trump (frente a un 47% con Obama), y el Nasdaq un 57,6% bajo Trump (frente a un 69% con Obama).
Es decir, ni siquiera tomando las mejores fechas posibles para Trump, las bolsas estadounidenses se han expandido claramente más con el republicano que con el demócrata.
Conclusión
¿Existen razones para afirmar que la economía estadounidense se ha comportado mejor durante los dos años de Trump que durante los cuatro anteriores de Obama? Sí: el PIB crece algo más rápido (un 2,8% al año, frente al 2,3%) y se crea algo más de empleo (2,33 millones al año frente a 2,23 millones al año). Con todo, una parte de esta mejoría de la economía real es explicable por el mayor endeudamiento público de Trump (un billón de dólares anuales de nueva emisión de pasivos estatales frente a los 0,88 billones anuales de Obama) y no ha terminado de trasladarse con igual contundencia a los índices bursátiles. Con esto no pretendo sugerir que las ideas de Obama no fueran dañinas para la economía: pero recordemos que, desde finales de 2010, el demócrata no pudo desarrollar prácticamente ninguna de esas (dañinas) ideas económicas porque carecía del control de las cámaras. Más bien, lo que pretendo poner de relieve con esta comparación es que Trump no ha salvado a la economía estadounidense del estancamiento y declive absoluto: mejoría sí; milagro, ninguno.