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Aguas turbulentas para emergentes

por José Luis Martínez Campuzano Portavoz Asociación Española de Banca Hace 10 años
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Mientras el riesgo europeo corona la ola, el emergente debe resistir los envites de aguas turbulentas. Una alegoría que reflejó la realidad del diferente comportamiento de ambos mercados desde antes del verano del año pasado. Y que, aunque con menor intensidad ahora (al menos con respecto al castigo del activo emergente), seguimos viendo en el inicio de este ejercicio.

En los últimos meses se ha hablado mucho de este decoupling. Para el FMI, al margen de problemas estructurales de las economías emergentes, responde a una sobreinversión en este tipo de mercados durante los primeros años de la Crisis. Ahora su normalización se traduce en repatriación y diversificación de capitales. Pero, con mercados tan tendenciales como los actuales, el riesgo es que en este proceso de ajuste se produzcan excesos. Un movimiento pendular lo llaman algunos, desde la euforia al pánico (del pánico a la euforia es lo que vemos en Europa). ¿Demasiado dinero en los mercados financieros internacionales? Es evidente.

Y sin embargo, es en estos momentos precisamente en los que surgen oportunidades. Esto obliga a mantener la cabeza fría, aunque siempre respetando la máxima de que "los mercados tienen razón". De otra forma nuestro bolsillo probablemente no podría soportar las pérdidas. Pero, como decía antes, es importante valorar de forma objetiva los factores que están pensando en este comportamiento de los mercados.

* Déficit de ahorro (déficit en la balanza corriente). Los "Fragile Five" tenían esto en contra. Es un estigma que ya hemos sufrido los países periféricos dentro del Euro. Los problemas de solvencia te llevan a una crisis con el tiempo, pero el impacto de la falta de liquidez es rápido. ¿El detonante? Si en la Crisis del Euro fue la desconfianza sobre la supervivencia de la Moneda, en los países emergentes ha sido el "éxito" de los bancos centrales de los países desarrollados para reconducir la Crisis financiera internacional.

* Tensiones en los mercados de deuda internacionales. Reparen en que reconducir no es lo mismo que solucionar. Pero, en el camino, bancos centrales como la Fed o el BOE pueden tener la tentación de comenzar a normalizar los excesos en política monetaria tomados en los momentos álgidos de la Crisis. ¿Quién puede descartar que los datos económicos o la inflación sorprendan al alza este año? ¿quién puede rechazar que los mercados traten de adelantarse a un cambio de sesgo en la política monetaria? Al fin y al cabo, los mercados viven precisamente de eso: de las expectativas de los agentes económicos, sean positivas o negativas.

* ¿Qué está pasando en China? En varias ocasiones durante el año pasado asistimos a tensiones en los tipos de interés a corto plazo en China, en mayor o menor medida gestionados por su banco central. ¿Buscan las autoridades de esta forma reconducir el fuerte crecimiento del crédito? ¿intentan limitar los excesos de precios en el sector inmobiliario? ¿quizás el objetivo último es facilitar la moderación de la economía?. Es complicado saberlo. De hecho, el proceso liberalizador emprendido por las autoridades chinas y la experiencia pasada en gestionar crisis desde los años noventa cuestionan la elevada preocupación sobre la evolución económica y financiera de la ya segunda economía mundial. Con todo, el miedo es libre. Y el miedo es racional, frente a otras posiciones irracionales que ahora comienzan a ser tan habituales en los mercados financieros.

* El crecimiento mundial se caracterizó el año pasado por la revisión al alza de las previsiones para las economías desarrolladas y a la baja para las economías emergentes. De hecho, la aceleración prevista en el crecimiento mundial durante este ejercicio recientemente iniciado descansa casi exclusivamente en la recuperación económica en los países desarrollados. ¿Debemos temer algo más que una desaceleración limitada en el crecimiento emergente? Quizás para responder a esta pregunta deberíamos valorar los tres factores que he mencionado en la presente lista. Pero, de forma más relevante, también la propia intensidad de la recuperación de las economías desarrolladas por su potencial impacto positivo a través del comercio exterior. Lo iremos valorando durante el ejercicio.

* He dejado para el final un factor siempre controvertido. Y temido realmente por los inversores. Me refiero al factor político, materializado a través de las elecciones. Si en los países desarrollados el componente político parece haber pasado a segundo plano, en las economías emergentes la combinación de inestabilidad financiera y moderación en el crecimiento es un caldo de cultivo para que afloren todas las tensiones subyacentes a nivel político. Y durante el año habrá elecciones en países cuestionados (desde el punto de vista del inversor) como India, Brasil, Indonesia, Tailandia, Hungría, Turquía (a nivel local). Una buena prueba de fuego para sus autoridades, sin duda.

Dejando al margen la cuestión del valor (¿quién habla de la relación precios/valor en los mercados ahora), sí parece evidente que al menos en la primera parte del año los activos emergentes seguirán generando más preocupación que confianza. Navegando en aguas turbulentas, sin duda. Pero, por otro lado, ya saben el dicho: "aguas revueltas suponen una ganancia para los pescadores". Seguro que sí.


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