Es evidente que si un Gobierno no impone impuestos no va a recaudar nada. Hasta aquí estamos todos de acuerdo con este extremo. En el extremo contrario, si los impuestos fuesen del 100% también estaremos de acuerdo en que tampoco un Gobierno recaudaría nada, puesto que ningún ciudadano se molestaría en trabajar, ¿para qué, si todo lo que ganase se iría en tributos? Por tanto, como es lógico, hay que buscar un punto intermedio entre el 0% y el 100% en el que se optimiza al máximo la recaudación y logra un Gobierno el mayor dinero posible.

Importante repasar el artículo que escribí en su momento hablando y explicando la Curva de Laffer.

Hay dos ideas que no se deberían dejar nunca de lado:

- Si un Gobierno aplica impuestos muy elevados lo que va a conseguir es desincentivar el trabajo, de manera que se trabaja menos, se pagan menos impuestos y se recauda menos dinero.

- En cambio, tener unos impuestos bajos logra el fin contrario, incentiva el trabajo y se recauda más.

Tras esta introducción, principalmente para ir fijando ideas básicas, vamos a ver cómo seguimos cometiendo los mismos errores una y otra vez:

* Impuestos especiales (alcohol, tabaco):  es una técnica muy recurrente incrementar la presión fiscal sobre el alcohol y el tabaco. Grave error, pero quienes debieran de enterarse parece que miran a otro lado. El 30 de junio del 2013 los cigarrillos subieron una media de 15 céntimos por paquete, las bebidas alcohólicas un 10%.

¿Y por qué es un error?

A) Primero porque al encarecerse se van a consumir menos. Las personas ya no se piden 2-3 cervecitas cuando salen a pasear, ahora se pedirán solo una e incluso habrá ocasiones en las que solo pasearán con la familia o los amigos y ni siquiera se sentarán a tomar nada. Quien fuma se pasa al tabaco de liar que es mucho más barato.

B) ¿No hemos quedado que sin un impulso al consumo es técnicamente imposible salir de una crisis económica? Con estas subidas de precios no dejo de observar las terrazas, bares y cafeterías que se van encontrando cada día más vacías, porque claro, la subida del alcohol se traslada luego al cliente. Los estancos empiezan a ser un negocio con más problemas que beneficios.

* El IBI: los precios de la vivienda han bajado más de un 35% desde que estalló la burbuja inmobiliaria, pero el IBI (impuesto sobre bienes inmuebles) ha subido en los últimos dos años en el 75 % de los municipios, concretamente un 10% de media. Es curioso que si su cuantía se basa en el valor catastral del inmueble, es decir, el valor del suelo más el valor de la construcción, con la crisis en el sector este impuesto en vez de caer con fuerza, suba, ¿verdad? Y no es una tontería de impuesto, porque la media en el 2013 fue de 800 euros por vivienda. ¿Entonces por qué sube casi siempre? Por el incremento de los tipos impositivos de los ayuntamientos (es un impuesto estatal, pero su gestión y cobro corresponde a los ayuntamientos, por eso varía tanto su cuantía de un municipio a otro).

* IVA: acumula dos subidas, en julio de 2012 (el tipo general pasó del 18% al 21%; el tipo reducido, del 8% al 10%; y algunos productos de base imponible superreducida y reducida pasaron del 4% y el 8% al 21%) y ahora subirá en determinados productos sanitarios (pasará del tipo reducido del 10% al general del 21%).