Hace unos días un pequeño inversor me comentaba en un correo: "He descubierto que la mejor manera de ganar dinero en los mercados es ser coherente. Parece una obviedad, pero no lo es en absoluto, por lo menos no en las bolsas. Es muy difícil mantener la calma, olvidarse de las emociones, y simplemente utilizar la coherencia para saber si hay que invertir o no, o si es momento de ir a dar de comer a las palomas en el parque. Luego es cierto que hay que tener conocimientos técnicos y fundamentales para hacer una correcta asignación de valores, pero todo ese trabajo no tendrá ningún fruto si no se utiliza con coherencia"...No tento más que estar de acuerdo con este lector: La coherencia es la clave de los mercados financieros.
Soo Chuen Tan, director de gestión en Discerene Value Advisors, escribió hace un tiempo una nota de investigación a este respecto, interpretando la famosa afirmación del mítico inversor Benjamin Graham: “La inversión es más inteligente cuando es más metódica”.
Soo Chuen interpreta lo que hay detrás de la afirmación de Graham, que a su vez será una respuesta válida a la pregunta, ¿cómo puedo incrementar la probabilidad de acierto a la hora de invertir?
Imagínese recibir una llamada telefónica de un consejero delegado ofreciéndole su empresa que cotiza en bolsa a lo que parece ser un precio bajo. ¿Qué le dirías?
Una reacción natural sería: ¿Por qué la estás vendiendo?
Las siguientes preguntas pueden ser: ¿Qué hace la empresa? ¿Cuáles son sus productos? ¿Cómo hace dinero? ¿Por qué los consumidores compran sus productos y no los de la competencia? ¿Quiénes son sus competidores y cómo se comportan? ¿Por qué no hay más competidores?
Si la empresa vende en el extranjero, usted querrá preguntar sobre los países en los que compite. ¿Qué pasa si suceden cosas negativas en estos países? Además, ¿cómo de dependiente es la sociedad de sus proveedores? ¿Qué sucede si los gustos de los consumidores cambian? ¿Se puede confiar en los administradores de la empresa?
Si está satisfecho con las respuestas, entonces usted puede preguntar acerca de los números. Por ejemplo: ¿Cuánto beneficio efectivo de la empresa se genera cada año en promedio? ¿Cuánto en un buen año? ¿Cuánto en un mal año? ¿Cómo se explica esta discrepancia?
A continuación, usted querrá saber cómo lo hace la empresa bajo diferentes condiciones económicas. Si la economía sufre una deflación, ¿la empresa puede mantener los precios? ¿Puede subir los precios con inflación?
A continuación, tratará de justificar el precio de compra. ¿Cuánto tiempo se necesita poseer la compañía antes de recuperar su inversión inicial? Si el negocio se hunde, ¿qué se puede vender, y cuánto dinero se puede recuperar? Si el negocio sigue creciendo, ¿qué capital es necesario reinvertir, y a qué tasa de retorno? ¿Es éste mejor retorno que otros usos para el dinero?
Otras preguntas
¿Cuál es el precio de las acciones de la empresa? ¿Dónde estaba cotizando el año pasado? ¿Dónde puede cotizar el próximo mes - ha tenido ya su "rally"?
¿El gráfico de la acción ha formado un diamante bajista, y ha roto su nivel de soporte? ¿Cuál será el beneficio por acción en el próximo trimestre, y éste será más alto o más bajo que el anterior? ¿Cuál es su ratio PER, o PEG, y son estos mejores que los de sus competidores?
¿Cuál es la liquidez diaria de la acción? ¿Cuántos analistas recomiendan comprar la acción, cuántos mantener y cuántos vender? ¿Cuál es la beta de la acción?
Usted se hace estas preguntas como un futuro hombre de negocios, que se está planteando comprar la empresa que le ofrecen. Si las respuestas son favorables, al menos en la mayoría de los casos, entonces podrá plantearse comprar la empresa, e intentar rebajar el precio que le piden. Si no son favorables, dedicará su dinero a un mejor uso.
Pues con la misma filosofía con la que encara la compra de un negocio, tiene que enfrentar la decisión de comprar una parte alícuota de ese negocio, es decir, parte de sus acciones.
¿Quiere maximizar la probabilidad de ganar dinero en bolsa? Hágase las preguntas anteriores, y busque las respuestas.