A principio de año mantenía la siguiente conversación con uno de los directores de banco más influyentes de la zona donde vivo. Refresco la memoria ¿Qué pasado desde entonces? Que el miedo ha guardado la viña y la Bolsa no ha parado de subir en contra de las impresiones y sentimientos manejados por la mayoría. Esta era La Carta: "En las dos últimas semanas son muchos los clientes que se han acercado a mi despacho preguntando sobre las expectativas de este año tras el batacazo de cierre del anterior. Hay miedo a la Bolsa, lo percibo. Antaño era al revés. Los mejores operadores de la Bolsa esperaban la llegada de enero para hacer el agosto, porque los volúmenes de negocio y las posibilidades efectuar movimientos orquestales a cara descubierta eran muchas. Es decir, se podían conducir y reconducir muchos corros de otros tantos valores. Yo no sé qué responder a mis clientes, aunque insisto en que los mercados han ido muy lejos desde el Gran Rebote. Ahora, tampoco tengo miedo al verano, porque para mí es fácil asumir, no será sorpresa alguna, que el miedo siga guardando la viña y que la euforia, que siempre lo destroza todo, siga de vacaciones" Un enlace interesante:
Ha asegurado Sebastián Velasco, director general de Fidelity para España y Portugal-, queA pesar de que en el primer semestre del año el comportamiento de las bolsas en Europa ha sido positivo, el dinero no ha entrado en renta variable. “Todo lo contrario. Ha salido y de forma espectacular. Hemos visto cifras récord de reembolsos, comparables a las apreciadas entre 2011 y 2012. Aquellos eran los años de la primavera árabe, del tsunami en Japón, de las dudas sobre el euro… El mercado era claramente bajista. En esta ocasión, sin embargo, se ha comportado extremadamente bien”, recoge Óscar Rodríguez Graña, IFunds People.
En el tradicional almuerzo veraniego celebrado con periodistas, Velasco define lo ocurrido en la primera mitad de 2019 como “el rally alcista menos querido de la historia. Quizás no haya sido el menos querido, pero sí el menos aprovechado por los inversores”, matiza.
¿Qué va a pasar a partir de ahora? No hay modo de responder a esa pregunta con total certeza. “Los flujos pasados no tienen valor predictivo. No podemos interpretar lo que va a ocurrir en los próximos seis meses como consecuencia de las entradas y salidas de los últimos años. Sí ayudan a entender cuál es el sentimiento actual, cómo se comportan los inversores en distintos momentos de mercado… Y lo que los datos nos están diciendo ahora es que el inversor no está cómodo con el nivel de precios que hay en renta variable”, reconoce.
No obstante, es importante resaltar que el dinero no salió de todas las categorías de bolsa. Dos han esquivado los reembolsos: la renta variable asiática y los fondos temáticos. Estos últimos representan una categoría de producto donde en Fidelity están apreciando un interés claro al ser estrategias que permiten invertir en compañías que se aprovechan de las megatendencias, de esos cambios estructurales que están transformando el mundo, una tendencia a nivel de flujos que -de acuerdo con Velasco- hace un año y medio no era tan evidente.
“Entonces había poco interés. De hecho, estos productos siguen ocupando una parte pequeña de las carteras. Eso se debe a que estos cambios se producen muy lentamente, tardan en producirse incluso décadas, y eso entra en conflicto con ese sesgo cortoplacista que solemos tener los inversores y que nos lleva a descartar aquello que no sea monetizable en un plazo máximo de tres años. Esto está cambiando afortunadamente porque aquí es donde están las mejores oportunidades de inversión, al ser empresas generalmente menos analizadas y que, además, están menos sometidas a los vaivenes del mercado”.
Según Velasco, es una forma de invertir que está claramente en auge. El interés que aprecia se centra en estrategias relativas a cambios demográficos, innovación médica, conectividad de siguiente generación, movilidad en ciudades, energía… Todo ello con un sesgo de responsabilidad social. “En el año 2050 seremos 9.000 millones de habitantes en el mundo y el consumo de agua será mayor en un 55%, el de alimentos en un 70% y el de energía en un 80%. Debemos buscar formas de encontrar ese agua, esos alimentos y esa energía, haciéndolo de forma sostenible. No es algo que queramos los gestores, que también, sino que nos exigen los clientes”, concluye.