Aunque las empresas de la vieja economía han seguido castigadas esta semana, y buena prueba de ello es la fortísima caída de Siemens el pasado martes, tras presentar sus resultados trimestrales, la realidad es que la corrección bursátil que se inició el miércoles pasado ha arrastrado a todos los sectores, incluyendo esta vez a los grandes valores tecnológicos, lo que ha propiciado una caída semanal del Nasdaq cercana al 4%.
Los temores de recesión, tras la amenaza de subida de aranceles por Trump, han sido el detonante de esas caídas, cuya onda expansiva se ha extendido rápidamente a todos los mercados.
Una derivada directa de esa onda expansiva es que los bonos del Tesoro alemán a 30 años han entrado, por primera vez en su historia, en zona de tipos de interés nominales negativos, una situación tan poco imaginable hace unos años que, cuando se creó en 2005 el llamado BUXL (el futuro sobre el bono nacional alemán a 30 años) se partía de un tipo de interés de referencia del 4%.
El Gráfico que adjuntamos muestra cómo se ha disparado estos seis últimos meses la cotización de los futuros del BUXL, lo que equivale a una fuerte caída de su tipo de interés, hasta tocar en algunos momentos de la semana pasada, como decíamos, el terreno negativo. El viernes cerró a un tipo del 0,005%.
Ciertamente esta caída del tipo del bono alemán por debajo de cero no augura nada bueno para la economía europea, en términos de crecimiento, y pone en cuestión la eficacia de la estrategia del BCE de bajar aún más los tipos de interés.
Sea como fuere, nos abstendríamos de comprar bonos soberanos europeos en este entorno de "represión financiera", a pesar de que ciertamente no es descartable que los tipos de interés europeos puedan seguir bajando en todos los tramos de la curva en los próximos meses, entrando así a la economía de la zona euro en un escenario desconocido, cuyas consecuencias últimas no somos capaces de prever en este momento.