El Dax, al que dedicábamos nuestro último gráfico semanal, admirándonos de su capacidad para superar todos los obstáculos, ha sido, una vez más, el mejor índice europeo, con una subida semanal del 1%, lo que sitúa ya cerca del 20% su revalorización acumulada en el año. Y ello a pesar de las noticias no muy positivas sobre las ventas de automóviles en Europa que hemos conocido estos días, un sector cuyo peso en el selectivo alemán es obvio. Seguimos pensando que es mejor no ser compradores de Dax a estos niveles.
Pero donde ha estado centrada la atención de los resultados la semana pasada ha sido al otro lado del Atlántico, en Estados Unidos, y una vez más lo que se ha visto ha sido una gran diversidad entre las distintas compañías que han publicado ya sus cifras.
Dos de esas compañías han sido JP Morgan, el mayor Banco americano, cuya evolución trimestral ha gustado, de nuevo, mucho al mercado, y Netflix, la innovadora tecnológica que ha revolucionado el mundo audiovisual, y que hasta hace poco era, igual que JP Morgan, una de las "darling stocks" de los inversores americanos.
En el Gráfico adjunto se puede ver como la reacción del mercado ha sido muy entusiasta con JP Morgan, que ha subido con fuerza en la semana, pero no tanto con Netflix. Pese a que el miércoles por la noche, en el mercado "after hours", Netflix subió con fuerza al ver los inversores que la evolución trimestral de los nuevos suscriptores había sido mejor de la esperada, una segunda lectura hizo ver que el ritmo de aumento de abonados va en declive, y que de hecho en 2020 podría ir a niveles inferiores. Asimismo, las iniciativas de Apple y Disney bajando agresivamente sus tarifas hacen temer a los inversores que Netflix, tarde o temprano, tendrá que seguir el mismo camino, lo cual dañará sus márgenes.
Como se ve al final del Gráfico, la divergencia entre la subida de las acciones de JP Morgan y la caída de las acciones de Netflix es muy notable. ¿Estamos asistiendo al final de la historia de amor del mercado con las grandes tecnológicas y, en concreto, con las FAANGs?
No es bueno hablar en términos generales. La historia de Netflix no tiene nada que ver, por ejemplo, con las de Amazon o Microsoft, que presentan sus cifras esta semana, ni con las de Google o Facebook, por citar solo algunos de los grandes referentes tecnológicos.
Pero lo que sí parece es que el mercado ha cambiado de posición en los últimos meses. Ahora los inversores quieren ver resultados tangibles, como lo demuestra el caso de Wework o la penosa evolución bursátil de Uber, Lyft o Beyond Meat desde sus respectivos estrenos en el parqué. Aunque es pronto aún para afirmarlo con rotundidad, parece que los inversores han entrado en la fase de querer ver el dinero que generan las empresas en las que invierten (show me the money) sin dejarse seducir por las promesas de grandes beneficios futuros.
Por todo ello, y hasta que las dudas de los inversores respecto a las tecnológicas se resuelvan, evitaríamos compañías como Netflix, que cotizan con multiplicadores solo justificables si finalmente se quedasen con todo o con la mayor parte del mercado, lo cual parece improbable habiendo competidores que saben cómo responder.