Arrecian las críticas, saltan las alarmas. Por ejemplo, las consideraciones del BIS respecto a la política de repos de la Reserva Federal: "el estrés puede haber sido amplificado en parte por los efectos de histéresis provocados por un largo período de abundantes reservas, debido a las compras de activos a gran escala de la Reserva Federal". Por ello, el BIS dice que el sistema financiero nunca podrá normalizarse de nuevo (vía zerohedge@zerohedge). Más. La renuencia de los bancos estadounidenses a prestar dinero en efectivo puede haber causado un shock de recompra: el BIS apunta "una fiebre por la financiación garantizada a corto plazo exacerbada por los fondos de cobertura, que habían incrementado los repositorios del Tesoro para financiar operaciones de arbitraje entre bonos en efectivo y derivados" Finalmente comienza a surgir claridad (vía Danielle DiMartino Booth@DiMartinoBooth)
" Nunca en los últimos 300 años los tipos de interés en el mundo estuvieron tan bajos durante tanto tiempo y nunca, en este periodo, hubo una distorsión tan exagerada entre la economía real y la financiera ¿Y qué indica esto? Que el mundo ha estado ¿está? peor de lo que parecía ¿Y a qué conduce esto? Nadie lo sabe. Tampoco los bancos centrales. En Bolsa como en otros mercados lo más fácil es comprar y lo más difícil, vender. Con las QE y otros instrumentos manejados por los bancos centrales sucede lo mismo: lo fácil es comprar activos, lo difícil es cuánto, cómo y, cuándo venderlos. Lo positivo es que las constantes vitales de la Economía Global mejoran y con ello cede la presión de los bancos centrales sobre los mercados, sobre todos los mercados..." me dice R.T. analista londinense, que recuerda:
"He estado repasando en los últimos meses una amplia serie de escritos, manuales, ensayos y libros, en general, relacionados con el mundo de la inversión y la Bolsa y he concluido, junto con otro puñado muy selecto de analistas, que en los últimos trescientos años (300) nunca el Mundo Financiero Global conoció un nivel de Represión Financiera tan brutal, tan atroz, tan desmesurado como el actual..."
Y qué podemos hacer en este escenario:
Las acciones están caras. Los bonos están caros. ¿Qué puede hacer un inversor? La contestación que dio hace unos meses el analista John Authers en FT es clara: Por desgracia, la única respuesta parece ser la de invertir en activos nuevos y desconocidos, asumiendo riesgos nuevos y desconocidos. Authers señala que tanto las acciones como los bonos en comparación con sus promedios históricos parecen caros (de forma dramática en el caso de los bonos).
Según Cliff Asness, un antiguo académico que ahora dirige AQR Capital Management en Nueva York, ha afirmado que el retorno esperado en la próxima década de una cartera invertida un 60% en acciones y un 40% en bonos, es del 2,4% anual. Este es el peor rendimiento previsto en los últimos 112 años.
Estudios alternativos de historiadores financieros como Elroy Dimson, Paul Marsh y Mike Staunton, apuntan a que los extremadamente bajos niveles de tipos de interés reales, han estado asociados a extremadamente bajos retornos posteriores, tanto para la renta fija como para la variable.
Hace unos meses el famoso inversor George Soros afirmaba que los inversores han disfrutado en las últimas décadas de un escenario idóneo para la renta variable, que ha posibilitado rendimientos anuales de dos dígitos. Esto no se mantendrá...