¿La futura Alemania? Mejor, ¿las futuras alemanias?.
Realmente, el fuerte aumento del peso de la demanda exterior en el crecimiento de las economías europeas que más han sufrido la Crisis se ha considerado como un indicador positivo. El mejor reflejo de la bondad de las reformas aplicadas por los países periféricos para enfrentarse a la Crisis, recuperando la competitividad perdida. Que la demanda externa haya sido el principal factor amortiguador de la Crisis, y no tanto el motor de la recuperación, es un tema menor. Lo que queda encima de la mesa es la ganancia de competitividad que refleja la mejora de los números exteriores. ¿O no es así?.
En su último informe mensual el ECB realiza un breve análisis sobre los condicionantes de esta mejora de la balanza exterior para los países periféricos del área. Y en la mayoría de los casos son las exportaciones y no tanto el desplome de las compras lo que ha contribuido al “saneamiento” de los saldos de la balanza corriente. Recuerden que, conjuntamente con las transferencias de capital, son también denominadas como la necesidad o capacidad de financiación de la economía. En definitiva, economías que han comenzado a generar números positivos reflejo de la salida exterior de su producción como también para generar recursos que faciliten el desapalancamiento de su deuda externa.
Pero, más allá de que la mejora en la balanza exterior tenga más que ver con la ganancia de competitividad (devaluación interna), la siguiente cuestión es cómo puede evolucionar en un futuro de progresiva recuperación económica. En definitiva, hasta qué punto el fuerte ajuste ha sido cíclico o estructural. Aquí consideramos variables diferentes, desde la debilidad de las compras por la recesión interna como también la sustitución de importaciones por producción doméstica.
El ajuste del saldo de la demanda exterior es una combinación de ambos factores: el mayor peso relativo de la demanda exterior sobre la demanda doméstica y la mejora de la competitividad. Factores cíclicos y otros estructurales.
La intensidad del ajuste de la demanda interna/externa ha sido mayor al principio de la Crisis, cuando el ajuste por el aumento de la competitividad se ha acelerado en la parte final. El ECB considera, a raíz de la caída estimada en el crecimiento potencial y de la evolución del output-gap, que los factores cíclicos podrían explicar menos de la mitad del ajuste en la balanza exterior.
En definitiva, el retorno de un crecimiento moderado no llevará a una corrección importante en el ajuste observado de la balanza exterior. Y que esto ocurra dependerá de muchos factores, no sólo del propio crecimiento como de su relación con el crecimiento potencial (y de que este no se siga deteriorando con el tiempo). En definitiva, un mayor deterioro del crecimiento potencial limitará el riesgo de la vuelta a deterioro de la balanza exterior. Pero, en el fondo esto no es una buena noticia. Por otro lado, está por verse cómo evoluciona el saldo de la balanza exterior con la deuda (en términos de su posición neta negativa en la posición de inversión internacional). Es importante lograr el doble objetivo de aumentar el crecimiento potencial de la economía y aplicar reformas estructurales que permitan capitalizar las ganancias de competitividad observadas hasta el momento a través de un no deseado ajuste de salarios y en mayor medida del empleo. Demasiadas contradicciones entre la necesidad de mantener ahorro interno y reducción de la deuda, y la prioridad de que se recupere la demanda interna y el crecimiento lo antes posible. ¿Con tiempo? Mucho tiempo. Y naturalmente también con la ayuda del ECB.