La segunda semana completa de enero, en la que ya hemos podido ir conociendo algunos resultados empresariales del cuarto trimestre, ha servido para confirmar los temas que previsiblemente van a ser centrales a lo largo de este año. Hay tres de esos temas que a nuestro juicio van a condicionar muy particularmente la evolución de las Bolsas y de los mercados financieros en 2014: el crecimiento económico en EEUU, la actuación del BCE en la zona euro y el éxito o fracaso de la llamada "abenomics" en Japón.
El escenario básico del que parten los inversores es el de un mayor crecimiento de la economía americana, que estaría iniciando su despegue, una vez conseguida su autosuficiencia energética gracias al "shale gas", el de un BCE sumándose a la expansión monetaria cuantitativa (QE) de la Fed, y el de un Japón que logra por fin salir de la deflación gracias a la "abenomics".
Empezando por EEUU, la idea es que el sector inmobiliario ha tocado suelo, el empleo va a seguir creciendo gracias a las políticas de la Fed y el consumo va a crecer, gracias a los recursos liberados por la revolución energética del "fracking".
En la zona euro, la idea es que Alemania se verá obligada a tolerar que el BCE se sume al modelo de expansión monetaria de la FED y empiece a comprar activos, como única forma de evitar el estancamiento y/o deflación de la zona euro. Recordemos que la inflación de 2013 se sitúa en toda la zona en 0,8% muy por debajo del 2% y que en España hemos cerrado el 2013 con una inflación de 0,3%, algo insólito en nuestra economía. El experimento monetario ultra expansivo de Japón pondrá aun más presión a la zona euro, al exportar deflación y perjudicar a las exportaciones alemanas al devaluarse el yen.
En este contexto la reducción de las inyecciones de liquidez de la Fed (tapering) se vería compensada por las políticas de expansión monetaria del BCEy del Banco de Japón en un contexto de crecimiento global al alza. El dólar se fortalecería como consecuencia de ello, con impacto negativo en emergentes.
Este es el esquema al que parecen responder los primeros movimientos de los mercados financieros en el 2014. El dólar cerró el viernes pasado en su máximo de cuatro semanas, y el oro ha subido en estas primeras semanas de 2014, lo cual es lógico si se espera mayor expansión monetaria en la zona euro y en Japón. La subida espectacular de Bolsas y de los bonos periféricos de la zona euro en estos primeros compases del año respondería a la clara expectativa de que el BCE compre bonos con cargo a su balance.
Esta sería la visión dominante de los inversores a comienzos de 2014. Pero es una visión que tiene sus pequeñas zonas de sombra, de duda. Por el lado de la economía norteamericana, y aunque en general los datos son buenos (por ejemplo el dato de ventas minoristas de diciembre que se ha publicado la semana pasada), la pregunta es si los datos de empleo tan flojos de diciembre están siendo una señal de algo más profundo. Hay dudas sobre la fortaleza real de la reactivación americana, y las noticias no son concluyentes por el momento.
Por el lado de Japón, muchos analistas sencillamente no se creen la "abenomics", a la que califican como un movimiento a la desesperada que terminara en una nueva frustración, al no ir acompañada de las reformas estructurales necesarias para dinamizar de verdad la economía japonesa. El decepcionante déficit comercial de la economía japonesa en noviembre alimenta aun más el escepticismo sobre la bondad de la alquimia monetaria ideada por Shinzo Abe y Kuroda.
En la zona euro también surgen las dudas. Es verdad que la expectativa es enorme, y un ejemplo muy caro lo tenemos en España. El discurso dominante es que ya hemos dejado atrás la crisis y ahora toca recoger los frutos del esfuerzo realizado. El dinero entra a raudales en los bonos periféricos (el Tesoro español coloco esta semana bonos a tres años al 1,6%, algo impensable hace tan solo unos meses) y los hasta hace pocos meses atribulados Bancos de la zona euro ahora son las estrellas de la inversión. Incluso Bankia piensa ya en una reedición de la salida a Bolsa de julio de 2011.
Pero pese a todo lo anterior, la sombra de la deflación en la zona euro sigue ahí, como ha recordado esta semana pasada la directora del FMI, Christine Lagarde. Una deflación que se ve impulsada por la elevada deuda y por las necesarias políticas de austeridad presupuestaria. El propio Hollande tuvo que reconocer en su rueda de prensa del pasado martes que el se fuerzo de reducción del gasto público que debe hacer Francia (y lo mismo cabria decir de otras economías de la zona) es realmente extraordinario y no cabe duda de que ese esfuerzo al final pasa factura al crecimiento.
Estos son los tres grandes temas (crecimiento americano, actuación del BCE y resultado final de la "abenomics") que habrá que seguir en el 2014.
Pero a corto plazo, estas semanas lo que marcará el día a día de las Bolsas serán los resultados empresariales. Unos resultados que hasta ahora están siendo aceptables, pero no tan buenos como se esperaba. De la empresas que han reportado beneficios en el S&P la mitad han superado las estimaciones, pero un 37% han quedado por debajo de las expectativas, y aunque es pronto para sacar conclusiones, podemos decir que hay algo de decepción, como se ha visto en los casos de Citigroup y de Goldman Sachs que cayeron respectivamente un 4% y un 2% tras presentar sus cifras. También cayeron más de un 2% Intel y General Electric tras publicar resultados trimestrales razonables, ya que ambas dieron un "guidance" más bien negativo para los próximos trimestres.
Frente a esta ligera decepción en los resultados de las empresas, la evolución de los bonos sin embargo ha ayudado, ya que los tipos de interés siguen bajando. El bund alemán terminó el viernes en el 1,75%, el bono americano a diez años en el 2,82% y el bono español a diez años en el 3,7%. Esto favorece la "gran rotación", cuyo impacto es mayor en la zona euro, ya que es en la zona euro donde los tipos de los bonos periféricos están cayendo más fuertemente en estos primeros pasos de 2014.
Desde inicio de año las Bolsas europeas suben más que las Bolsas americanas. En concreto el Eurostoxx sube el 1,5% desde uno de enero, el Ibex sube el 5,5% y el Dax alemán sube el 2%, mientras que el S&P baja en lo que va de año un 0,5%, el Dow baja el 0,8% y el Nasdaq sube solo el 0,5%. Por su lado el Nikkei baja un 3,4% desde que empezó el año. Parece por tanto que la expectativa de una expansión monetaria al estilo de la Fed por parte del BCE está pesando en el mercado.
Los mercados siguen, como en el 2013, dominados por los Bancos Centrales y por ello no es extraño, aunque lo parezca, que en su última comparecencia pública como presidente de la FED, Ben Bernanke, en lugar de hablar de economía, que era lo habitual cuando hablaban los banqueros centrales, haya hablado de los mercados y haya dicho que las Bolsas están en valoraciones que se sitúan dentro de los rangos históricos, es decir, no están sobrevaloradas. Al calor de estas y de otras manifestaciones similares, la inercia alcista continúa, en un mundo que, como dice el lema de la reunión anual de Davos que empieza el próximo miércoles 22, sigue estando en "remodelación".
Por Juan Carlos Ureta Domingo
Presidente de Renta 4 Banco