Recuerdo que en una mañana normal de trading, en el año 2010, ejecuté una operación en el activo Gbp/Usd, mi capital era de 4.000 dòlares, todo hay que decirlo estaba manejando un apalancamiento fuerte, ese fue uno de esos momento que aunque tuviera una máquina del tiempo, no me regresaría a evitar ese momento, el aprendizaje que adoptaría 20 horas después de ejecutar esa operación es invaluable, mi posición se puso muy bien, para la tarde ya estaba ganando, veía como mi posición de 2 dòlares por pip estaba dando frutos, por cada punto que movía el mercado ganaba 2 dòlares, así que me tomé el atrevimiento de ejecutar otras operaciones, con la idea estúpida que como estaba ganando entonces todo iba a pintar muy bien, todo trader pasa por esa etapa en la que se cree inmortal, esa etapa en la que medimos el éxito de una operación partiendo del como nos sentirnos.
Entonces el Andrés Hidalgo modelo 2.010 se sentía de maravilla, su cerebro de ser humano le dijo ‘¡Muy bien! Va ganando, ejecute otras operaciones para ganar más’, y yo pensé ¡claro! Al ejecutar 3 operaciones más podre ganar mucho más, así que antes de terminar la jornada de trading tenía 4 operaciones en el par Gbp/Usd, globalmente ganaba 8 dòlares por cada punto que movía el mercado, e igualmente perdía 8 dòlares por cada punto que movía en contra mía el mercado.
Justo al caer la noche mis operaciones iban de maravilla, estaba ganando un global de 300 pips, cada pip me pagaba 8 dòlares, tenía entonces 2.400 dòlares ganados, pero yo no cerré mis operaciones, las deje abiertas, usted sabe, yo me creía el intocable por el mercado, en mi cabeza solo existía la posibilidad de ganar, entonces mi cerebro que en esa época le faltaba recibir unos cuantos golpes por parte del mercado, ese mismo cerebro me dijo, ‘El par Usd/Chf se ve de maravilla, meta 4 operaciones en ese activo, de ganar , para mañana tendremos 1.000 dòlares extras de ganancias’ nuevamente como borreguito a la deshuesadora me deje llevar por mis emociones, mi cerebro estaba poseído por la ambición y la emoción, en ese momento no caí en cuenta, antes de la media noche de ese día ya tenía ejecutadas las 8 operaciones, contando las nuevas en el activo Usd/Chf, ahora ganaba un promedio de 12 dòlares por cada punto ganado, en la inversión en el activo Usd/Chf me apalanque menos, un promedio de 1 dòlar por pip.
Cuando estaba a punto de ir a dormir, observé el mercado, mi corazón empezó a latir fuertemente por lo que veía, estaba por bajar las escaleras de mi casa para ir a comer algo, lo que veían mis ojos y procesaba mi cabeza me quitó el hambre, mis 8 operaciones estaban en negativo, estaba perdiendo un global de 1.250 dòlares, me había confiado a tal punto que mi mente no identifico la otra cara de la moneda, y la otra cara de la moneda era lo que estaba viviendo, si bien mi limite de perdidas estaba supuestamente definido, yo solo me concentré en las ganancias, estaba pagando el precio de ese error.
Llamé a un amigo y le dije que ya no tenía hambre, cuando me preguntó qué me pasaba, yo solo colgué el teléfono, eran 4.000 dòlares conseguidos con mucho esfuerzo, si bien tenía otros capitales invertidos generando ese mismo día ingresos, yo no quería dejar morir a uno de mis `soldados`, contaba con 2 capitales más, pero esos capitales eran punto y aparte, estaban trabajando en otros activos financieros, cuando pensé en mis otros capitales empecé a sudar aun mas, aunque en ellos tenía aplicados unos planes de inversión muy buenos, empecé a desconfiar de cualquier movimiento del mercado.
Empezó el nerviosismo a apoderarse de mi mente, empezó mi mente a dibujarme un montón de escenarios imaginarios, ese mismo cerebro que actuó de forma emocional durante ese mismo día, se puso aun más emocional y me empezó a decir, ‘Vamos a perder’, ‘Vamos a quebrar los 4.000 dòlares’ , ‘No ejecute más operaciones en los otros capitales, puede perder’, mi mente pasó de un estado demasiado confiado, a un estado demasiado desconfiado, yo veía de reojo mis otros monitores, mientras veía los números verdes de mis otros capitales, sentía la mitad de mi alma aliviada, y la otra mitad de mi alma angustiada.
La madrugada que se acercaba fue larga, inmediatamente al ver todo ese escenario catastrófico, aumenté mi apuesta, me arriesgue aun más, amplié mi presupuesto de pérdidas, ese día aprendería que eso se puede hacer solo si se tiene un plan, se pueden aguantar operaciones negativas pero con un plan, cuando se sabe lo se hace, pero en ese entonces contaba con tan solo 2 años de experiencia, obviamente no sabía en esa época aguantar operaciones negativas….
Eran las 4:00 AM , ya mis ojos me pesaban, mis operaciones seguían igual, entonces me paré de mi silla, tomé mi computadora portátil y me dirigí a mi habitación, recuerdo que puse el portátil en el suelo, puse mi cabeza en la almohada, no sabía que la próxima que abriera mis ojos, iba a escuchar un sonido, sonido que ha inmortalizado mi memoria, a eso de las 6:30 AM de la mañana abrí mis ojos, no sé si fue casualidad o el destino queriendo jugar conmigo, o tal vez Wall Street poniéndome a prueba, a las 6:30 AM en el portátil que había puesto en el piso escuché un sonido, el ruido era una especie de ‘Trricc’ , inmediatamente metí un grito, el cual estoy más que seguro que se escuchó hasta en la esquina de mi calle, me levanté con hambre ya que no había comido nada la noche anterior, ese sonido me quito las ganas de desayunar y hasta de almorzar, ese sonido significaba llamado de margen, es decir, mis perdidas llegaron a un límite tal que ya no existía mi capital de 4.000 dòlares, aun hoy lo recuerdo y siento una especie de miedo, de un solo salto me dirigí a mi computadora, con la leve esperanza de que la falta de sueño me estuviera llevando a imaginar ruidos, pero no fue así, yo quedé con la mirada puesta en la pared, sudando frio, con miedo, con el corazón latiendo muy fuerte.
Fui atrevido y empecé a observar mi monitor, analizando me di cuente que era un error de la plataforma de trading, esa quiebra no tenía razón de ser, el mercado no había retrocedido lo suficiente para perder lo que perdí, pensaba dentro de mí que eran excusas de un mal perdedor, pero aun así volví a ver el grafico y mi historial de operaciones, no concordaba con lo que pasaba… entonces tomé mi teléfono y llamé a mi agente, le expuse el caso al broker, me pidió que enviara la imagen de mis operaciones, mi historial, me pidieron datos personales, los datos de mi cuenta de cliente, estuve un rato al teléfono, al final quedaron en darme una respuesta.
La llamada del perdón
Ese día salí a un restaurante cercano a comer algo, llevaba 24 horas sin comer nada, el hambre podía conmigo, pero mientras caminaba las calles de mi ciudad, el mundo no existía para mi, estaba en una larga conversación con mi mente, meditando todo, recordando todo, detectando el error, observando cómo lo podía prevenir la próxima vez, pensaba tambien en mis otros capitales, era una gran moraleja la que estaba aprendiendo....llegué al restaurante y pedí mi plato favorito, esa comida no me supo a nada.
Cuando llegué a mi casa yo estaba empezando a asimilar mi golpe, pasó una semana, cuando recibí la llamada del ‘perdón’, era una llamada desde New York, me dije dentro de mi :No quiero saber nada de New York ni de Wall Street por hoy; reconocí la voz de uno de los empleados del bróker donde tenía mi cuenta, yo tenía los ánimos por el piso, cuando el señor me dijo, ‘Joven Andrés, hemos revisado su caso muy detalladamente, discúlpenos por el error, su dinero será reintegrado en su totalidad, en unas cuantas horas podrá observar en su plataforma el reintegro de todo su dinero, ¿Alguna duda?’, me quede sin palabras le pedí el favor que me repitiera , pensé que mi falta de una buena dormida estaba jugando con mi oído, no lo podía creer, yo estaba en lo cierto, para que el mercado me hiciera el llamado de margen, tenía que haber retrocedido 15 pips mas de los que movió.
El mercado me perdonó, si no hubiese sido por ese error del bróker, horas después el mercado me hubiera hecho un real llamado de margen, pero como me hizo el llamado de margen por error, cuando el mercado cayó lo suficiente para quebrarme ya no estaba en el mercado, ya que por error el bróker me había cerrado mis operaciones.
Desde ese día solo aguanto operaciones cuando tengo un plan para ello, de lo contrario no lo hago, me incomoda aguantar operaciones desde ese entonces, pero a veces toca aguantar operaciones, a veces es necesario.