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“El optimismo, está al mando”

por Carlos Montero Hace 4 años
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"Los buenos ánimos están alentando el apetito por el riesgo, lo que de paso está favoreciendo también a los precios del petróleo y divisas de mercados emergentes", afirmaba recientemente el economista Guillermo Barba, para concluir: "El optimismo, está al mando". Un optimismo desconcertante, añadiría yo. Si bien es cierto que los mercados financieros descuentan el futuro, y obvian, no siempre, el presente por malo que este sea, el futuro que se nos avecina no es ni mucho menos esperanzador. ¿Por qué entonces los inversores se lanzan a tomar posiciones en renta variable como si estuviéramos en plena fase expansiva económica y no frente a la mayor recesión económica global desde la Gran Depresión? Hay muchas teorías, pero la que más me gusta a mí es porque son irracionales. 

Barba añade: De nuevo, el mundo financiero está cayendo en un error que jamás se cansará de repetir: ignorar los fundamentos de la economía real.

Del mismo modo que el miedo que se apoderó del mundo nos llevó a una crisis y recesión que debió haberse evitado, ahora el optimismo está atrayendo como imán a confiados inversionistas que pasan por alto la brutal destrucción de riqueza provocada por el cierre de millones de negocios que jamás volverán a abrir sus puertas.

Lo anterior, sin contar los millones de metros cuadrados en oficinas que seguirán desocupadas después de la pandemia, pues ahora empleados y empresarios se han dado cuenta que la mayoría de empleos de este tipo se pueden hacer desde casa… sin pagar costosas rentas. La burbuja inmobiliaria, otra vez explotó.

Una economía donde (innecesariamente) se ha destruido capital de manera intencional con el confinamiento, no puede recuperarse como si esa pérdida nunca hubiese ocurrido. Destruir es más fácil que volver a construir.

No importa cómo de motivadas se vean las bolsas de valores hoy, no podrán ignorar la realidad para siempre.

Este “rally” de los activos de riesgo (bolsas, divisas, materias primas, etc.) no es gracias a una economía pujante sino cortesía de los millones de millones de dólares en estímulos monetarios, fiscales, líneas de crédito, depresión artificial de tasas de interés, etc. que siguen inyectando sobre todo la Reserva Federal (Fed) y el gobierno de Estados Unidos.

Sí, los próximos meses se seguirán viendo mucho mejor porque comparado con el fondo, cualquier punto es más alto.

Seguimos apostando desde estas páginas por aprovechar este optimismo para deshacer posiciones en activos de riesgo. La realidad volverá a golpear a los inversores tarde o temprano. Una realidad más parecida a las colas de los bancos de alimentos, que a la de exultante optimismo reflejada por los mercados.

 

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