No hay límite para la cantidad de dinero que puede crear un banco central como el Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra o la Reserva Federal. Fue diferente en los días del patrón oro, cuando los bancos centrales estaban restringidos por la promesa de canjear su dinero por oro a pedido. Pero los países se alejaron de este sistema a principios del siglo XX, y los bancos centrales hoy en día pueden emitir tanto dinero como quieran. Esta observación es la raíz de la teoría monetaria moderna (MMT), que ha atraído nueva atención durante la pandemia, a medida que los gobiernos de todo el mundo aumentan el gasto y las deudas públicas se vuelven aún más gravosas.
Los defensores de la MMT argumentan que los gobiernos pueden gastar lo necesario en todas las causas deseables (reducir el desempleo, la energía verde, una mejor atención médica y educación) sin preocuparse de pagarlo con impuestos más altos o mayores préstamos. En cambio, pueden pagarlo con dinero nuevo de su banco central. El único límite, según este punto de vista, es si la inflación comienza a aumentar, en cuyo caso la solución es aumentar los impuestos.
Las raíces de la MMT
Las ideas detrás de la MMT se desarrollaron principalmente en la década de 1970, especialmente por Warren Mosler, un administrador de fondos de inversión estadounidense, a quien también se le atribuye hacer su difusión. Sin embargo, hay muchos antecendentes, por ejemplo, si nos vamos a un grupo de principios del siglo XX llamado los chartalistas, que estaban interesados en explicar por qué las monedas tenían valor.
En estos días, los principales partidarios de la MMT incluyen a L Randall Wray, quien imparte cursos regulares sobre teoría en la universidad Bard en Hudson, estado de Nueva York. Otra académica, Stephanie Kelton, se ha ganado el oído de políticos como Bernie Sanders y, más recientemente, el candidato presidencial demócrata estadounidense Joe Biden, brindando una justificación teórica para expandir el gasto gubernamental.
Hay más aspectos de la MMT además de la idea de que los gobiernos no necesitan preocuparse demasiado por el gasto. Por ejemplo, los partidarios abogan por las garantías de empleo, donde el estado crea empleos para personas desempleadas. También argumentan que el propósito de los impuestos no es, como lo diría la economía convencional, pagar el gasto del gobierno, sino dar a las personas un propósito para usar el dinero: tienen que usarlo para pagar sus impuestos.
Pero si pasamos por alto estos puntos, la principal implicación política de la MMT no es tan controvertida. No está muy lejos de la ortodoxia newkeynesiana actual que informa que si hay desempleo, puede curarse estimulando la economía, ya sea a través de la política monetaria, que se centra en reducir las tasas de interés; o a través de las políticas fiscales de menores impuestos y mayores gastos.
Contra esta posición está la doctrina monetarista de que la inflación es causada por demasiado dinero y la creencia común de que demasiada deuda del gobierno es mala. Estos dos principios explican por qué los bancos centrales están fuertemente enfocados en objetivos de inflación (2% en la eurozona y el Reino Unido), mientras que la aversión a la deuda fue la fuerza impulsora detrás de la política de "austeridad" de recortar el gasto del gobierno para reducir el déficit. Al menos hasta que la pandemia del coronavirus hizo que los gobiernos cambiaran de dirección.
Lo esencial
Entonces, ¿quién tiene razón: la escuela MMT o los conservadores fiscales y monetarios? En particular, ¿es sensato pagar los gastos del gobierno con dinero del banco central?
Cuando un gobierno gasta más de lo que recibe en impuestos, tiene que pedir prestado, lo que generalmente hace vendiendo bonos a inversores del sector privado, como fondos de pensiones y compañías de seguros. Sin embargo, desde 2009, los bancos centrales de la eurozona, el Reino Unido, Estados Unidos, Japón y otros países han estado comprando grandes cantidades de estos bonos a los tenedores del sector privado, pagando sus compras con dinero recién creado. El propósito de esta llamada "flexibilización cuantitativa" (QE) ha sido estimular la actividad económica y prevenir la deflación, y se ha ampliado enormemente en respuesta a la pandemia.
A pesar de toda esta creación de nuevo dinero del banco central y el gran aumento de la deuda pública en la eurozona y otras grandes economías desde la crisis financiera de 2007-09, en ningún lugar ha habido un problema con la inflación. De hecho, Japón ha luchado durante tres décadas para elevar su tasa de inflación por encima de cero. Esta evidencia, que ni la gran deuda ni la gran creación de dinero han causado la inflación, parece reivindicar la recomendación política de la MMT para gastar.
Por supuesto, hay muchos contraejemplos en los que estas condiciones se han asociado con la hiperinflación, como Argentina en 1989, Rusia en la desintegración de la Unión Soviética y, más recientemente, Zimbabwe y Venezuela. Pero en todos estos casos hubo una variedad de problemas adicionales como la corrupción o la inestabilidad del gobierno, un historial de impagos de la deuda del gobierno y la incapacidad de endeudarse en la propia moneda del país.
Desde el estallido de la pandemia del coronavirus, el gasto de los gobiernos de la eurozona ha aumentado rápidamente. La deuda se ha disparado y se está comprando grandes cantidades de deuda.
Por lo tanto, la pregunta crucial es: ¿la inflación seguirá siendo moderada? ¿O este nuevo y vasto aumento en el gasto gubernamental financiado por la QE finalmente causará que la inflación se dispare, ya que el levantamiento de las medidas para contener el coronavirus liberará la demanda acumulada?
Si hay inflación, la tarea de los bancos centrales será sofocarla aumentando las tasas de interés y/o revirtiendo la QE. O el gobierno podría probar la propuesta MMT para sofocar la inflación con impuestos más altos. El problema es que todas estas respuestas también deprimirán la actividad económica. En tales circunstancias, la doctrina MMT del gasto libre no se verá tan atractiva después de todo.