La actitud prudente que recomendábamos el pasado lunes ante la súbita explosión alcista de la Bolsa china, antes de pensar en tomar posiciones, ha resultado acertada, ya que el Shanghai Composite ha experimentado una caída del 5% en las cinco últimas sesiones.
No fue, sin embargo, tan acertada la recomendación de esperar para entrar en Netflix y otras grandes tecnológicas que hacíamos en nuestro Gráfico semanal del pasado 20 de abril, bajo el título "Amazon y Netflix valores refugio del confinamiento", ya que lejos de sufrir algún recorte, las tecnológicas líderes no han dejado de subir desde los mínimos de marzo, sin apenas tomar ningún respiro.
Uno de los pocos respiros de las llamadas FAANG (Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google) en su carrera alcista ha tenido lugar precisamente la semana pasada. Tras un inicio de semana fulgurante, con varias de las FAANG marcando máximos históricos en la primera parte de las sesión del lunes, a media sesión el Nasdaq se orientó a la baja, no habiendo podido evitar en esta ocasión un saldo semanal negativo (-1,1% en la semana) pese a que tanto el Dow Jones como el S&P sí cerraron con ganancias semanales del 2,3% y 1,3% respectivamente.
Netflix, que presentaba sus resultados trimestrales el pasado jueves tras el cierre de la sesión, ha sido en parte responsable de ese mal tono de las tecnológicas.
Pese a presentar buenas cifras, con el beneficio del segundo trimestre subiendo un 166% y con más de diez millones de nuevos suscriptores, con lo que ya se acerca a los doscientos millones de suscriptores en todo el mundo, las acciones de Netflix cayeron más de un 10% en la sesión nocturna "after hours" y en el conjunto de la semana han perdido el 6,5%.
Aunque el nombramiento de Ted Sarandos como nuevo co-CEO, labor que compartirá con Red Hastings, fundador y alma mater de la compañía, ha podido tener algún impacto en la caída, al entender los inversores que tal vez Red Hastings va a tener un menor compromiso a partir de ahora, el motivo principal del desplome de la cotización parece haber sido la baja previsión de nuevos suscriptores que Netflix tiene para el tercer trimestre.
Frente a los 6,8 millones de nuevos suscriptores que Netflix captó en el tercer trimestre de 2019 y frente a los ya mencionados 10,1 millones del primer trimestre de este año, el gigante audiovisual espera un crecimiento de tan solo 2,5 millones de suscriptores en el tercer trimestre.
Si Netflix fuese una empresa "normal" ese crecimiento no le parecería mal a nadie, porque todos entendemos que la captación de nuevos suscriptores durante la pandemia debe pasar necesariamente un cierto peaje en los próximos trimestres, al haber absorbido ya una parte de la demanda potencial.
Pero ni Netflix ni las demás FAANG son empresas "normales", al menos en lo que a su cotización bursátil se refiere. Netflix cotiza con un Per de casi noventa veces beneficios y desde los mínimos de marzo hasta el máximo histórico de todos los tiempos que marco en los primeros compases de la sesión del pasado lunes había subido más de un 80%. A pesar de la caída de esta última semana, el valor bursátil de Netflix se acerca a los doscientos cuarenta mil millones de dólares, un valor que no alcanza ninguna de las compañías del Eurostoxx.
Es decir, los inversores están descontando el mejor de los mundos y cualquier expectativa que se aparte de ese escenario idílico les inquieta.
La pregunta es si ese mundo post Covid que Netflix nos presenta, un mundo de menor ritmo de crecimiento incluso para un claro "winner" como Netflix, puede ser extrapolable al conjunto de las tecnológicas, cuya valoración, como decíamos, se basa en descontar escenarios de crecimiento no solo perpetuos sino además muy elevados.
Es pronto para responder a esta pregunta pero sin duda Netflix, que ha sido la primera FAANG en presentar sus resultados, nos ha dado, tal vez sin quererlo, un pequeño toque de atención.