Intel, nuestro valor de la semana pasada, ha seguido deslizándose a la baja los últimos días, acercándose un poco más al nivel de los 45 dólares por acción, nivel en el que se paró la caída en marzo y en el que recomendábamos iniciar compras.
Pero sin duda a dónde va el dinero es a las grandes tecnológicas que han transformado nuestras vidas, como Amazon, Apple, Alphabet o Facebook. Tras una dura comparecencia en el Congreso americano de sus cuatro presidentes el pasado miércoles, para defenderse de las acusaciones de malas prácticas, esas mismas cuatro compañías presentaban también juntas sus resultados el jueves tras el cierre de la sesión, y todas ellas, salvo Alphabet, lo hacían con buenas cifras.
Especialmente buenas fueron las de Apple, al superar con mucho las previsiones, gracias a las buenas ventas del IPhone, lo que catapultó a la mítica compañía creada por Steve Jobs a un nuevo máximo histórico de todos los tiempos al cierre del pasado viernes, coronándose a la vez como la empresa más valiosa del mundo, por encima de la petrolera Saudi Aramco.
Apple y otras grandes tecnológicas culminan así un mes de julio fantástico para sus cotizaciones, en el que han confirmado su liderazgo absoluto en las subidas de las Bolsas americanas y globales. Un mes que da un paso más en ese modelo "binario" y polarizado de las Bolsas post Covid, en el que o eres ganador o eres perdedor, en un proceso darwinista de lucha por la supervivencia.
El Gráfico que adjuntamos, que compara la evolución de Apple y de Telefónica de los últimos veinte años, refleja muy bien esa destrucción de valor que es inevitablemente la otra cara de la llamada innovación disruptiva. Una destrucción de valor que ha sido casi continua para las telecos, con breves periodos de pausa o de aparente reversión de la tendencia, como el 2004-2007 o el 2012-2014, tal y como se aprecia en el Gráfico. Salvo esos breves intentos de reversión, la tendencia larga de destrucción de valor de las telecos es realmente demoledora.
A fines del pasado siglo Telefónica y las restantes operadoras de telecomunicaciones europeas gozaban del favor de los inversores, que las asociaban con la nueva sociedad digital, en parte porque habían hecho incursiones en ese terreno, como la de Telefónica al crear Terra. Eran los tiempos de las subastas de licencias de móviles en Alemania por las que se pagaban fortunas, al descontar unos ingresos futuros siempre crecientes. Lamentablemente para ellas, luego se vio que la creación de valor iba por otro lado, y que esa gigantesca creación de valor la iban a disfrutar empresas que entonces ni siquiera existían, como Facebook o Netflix, y otras como Apple que estaban entonces saliendo de una profunda crisis y que realmente trabajaban en la innovación.
El Gráfico muestra muy bien todo lo anterior y también muestra la vertical aceleración del ascenso de Apple desde el mes de abril. Tras esa subida no se puede decir que Apple, que capitaliza ya más de 1,6 trillones (americanos) de dólares, esté barata, ya que cotiza con un multiplicador (Per) cercano a 30 veces los beneficios. Ciertamente non son las más de 730 veces beneficio a las que cotiza Tesla, ni siquiera las 86 veces beneficios a las que cotiza Netflix, pero para una empresa madura como Apple treinta veces beneficios es un ratio muy exigente en términos de crecimiento futuro. No es fácil mantener la excelencia de forma permanente.
Es imposible no ser un "fan" de la empresa de Cupertino ya que casi todos somos usuarios de sus magníficos productos, que nos facilitan la vida. Pero las cosas tienen un límite y, a estas alturas de la subida, nos cuesta recomendar la compra de Apple sin esperar a algún momento de severa corrección.