Muchas personas con problemas de ludopatía encuentran en los mercados financieros, y más concretamente en las modalidades de trading (operaciones que duran minutos u horas) y de scalping (operaciones que duran segundos o minutos), un inmenso casino, con la comodidad de que está en sus propias casas, no existe derecho de admisión, no hay que dar explicaciones a nadie, no hay comentarios de otras personas, es confidencial.
Al igual que el poker es un juego para unos y una profesión para otros, con los mercados financieros sucede algo similar. La ludopatía es una enfermedad que lleva irremediablemente a la ruina pese a ser plenamente consciente de ello.
Yo no lo he sido nunca ni lo seré, ¿saben por qué? Porque aunque me encanta mi trabajo, estoy deseando alcanzar el objetivo propuesto en el día para dejar de operar y seguir haciendo otras cosas relacionadas con los mercados. Por tanto, soy una persona que nunca sobreopera, intento ser selectivo en mis operaciones, utilizo un apalancamiento acorde a mi capital, a mi psicología y a mi forma de ser.
Les voy a poner un ejemplo y lo entenderán perfectamente: a casi todos nos gusta el fútbol, no solo verlo, sino también practicarlo. Cuando jugamos un partido lo disfrutamos como niños pequeños. ¿Pero creen ustedes que un futbolista profesional disfruta en cada partido que juega? La respuesta es no. Solo disfruta si es un partido amistoso, o bien si van ganando por muchos goles y ya está sentenciado, incluso si el futbolista ha tenido su día de gloria y se ha desmarcado metiendo varios goles. Pero en condiciones normales no disfruta.
¿Y por qué no disfruta? Pues porque es su trabajo, es su profesión, vive exclusivamente de ello, si lo hace mal no hay dinero, tiene mucha presión (de los aficionados, medios de comunicación, directiva, etc). Y esto sucede exactamente igual que en el resto de disciplinas deportivas con deportistas profesionales.
En los mercados financieros sucede igual, una persona que no viva de esto, que tenga otro trabajo y los mercados sea un hobby para sacar un dinerillo extra, no tiene presión, si le sale mal lo deja y se centra únicamente en su profesión. Por tanto, disfruta. En cambio, un profesional ha de hacerlo bien sí o sí, porque es su pan y el de su familia. No hay margen de error.
No quiero que se me malinterprete, insisto que me encanta mi trabajo en general, pero no me acuesto cada día ni me levanto cada mañana ansioso por operar, me gusta pero no es una obsesión. Prueba inequívoca de que no soy ludópata.
Hay personas que están el día entero delante del ordenador mirando gráficos, leyendo noticias. En mi opinión es un error. Hay que dejar descansar a la vista y a la mente, saber desconectar completamente. Esto es una profesión como otra cualquiera y es aconsejable que se impongan un horario para cumplir cada día. Fuera de ese horario olvídense de todo. Se trabaja para vivir, no vivir para trabajar.
Tampoco el extremo contrario, personas que solo quieren trabajar 1 ó 2 horas al día operando. Respecto a esto, decir que comentarios de ese tipo están haciendo mucho daño a esta profesión.