Tras un mes de mayo en el que las Bolsas europeas, a las que dedicábamos nuestra sección la semana pasada, se comportaron mejor que los índices americanos, los primeros días de junio no han servido para afianzar esa ventaja, sobre todo tras el fuerte tirón de Wall Street en la sesión de cierre semanal del pasado viernes. Se hace así buena la llamada que hacíamos al finalizar nuestro anterior comentario a no perder de vista otros mercados a la hora de configurar nuestra cartera.
Y precisamente ha sido, de nuevo, en el mercado norteamericano donde se han producido los movimientos más intensos esta última semana. Los movimientos guiados por las redes sociales han vuelto a la escena, centrándose esta vez en AMC Entertainment, una cadena de cines y teatros, que hace tan solo unos meses se enfrentaba a la bancarrota y que tras haber subido más de un 80% esta semana capitaliza 24.000 millones de dólares, pese a que, obvio es decirlo, presenta abultadas pérdidas.
Todo empezó cuando el pasado martes AMC anuncio que había colocado 8,5 millones de acciones al fondo Mudrick Capital, a 27,12 dólares por acción, obteniendo así 230 millones de dólares. Tras el anuncio AMC subió casi el 100% el miércoles alcanzando un máximo histórico de todos los tiempos en 72 dólares.
El miércoles Mudrick dijo que había vendido todas las acciones adquiridas, pero la acción apenas se inmutó y, como es lógico, AMC aprovechó la subida para lanzar al mercado el jueves una nueva oferta de acciones, esta vez 11,5 millones de acciones, a un precio de 50,85 dólares, lo que le permitió recaudar 587 millones de dólares adicionales a los ya mencionados 230 millones. Esta vez las acciones acusaron la noticia cayendo un 30% hasta 43 dólares.
Finalmente la cotización de AMC cerró el viernes a 47,9 dólares por acción, concluyendo así una semana histórica y acumulando en lo que va de año una plusvalía de más del dos mil por cien. La media de los precios objetivo de los analistas es 5,5 dólares.
Nos gustaría encontrar alguna explicación racional a estos movimientos, para no tener que concluir que las Bolsas se están alejando completamente de los fundamentales de valor, pero es misión imposible. La triste realidad, triste al menos para quienes pensamos que los mercados financieros deben cumplir la función de asignar de forma eficiente los recursos, es que algunos segmentos del mercado, como las llamadas "meme stocks", se han convertido en un espectáculo cuasi circense.
Con la Fed dispuesta a seguir inyectando enormes sumas de dinero a los mercados, es difícil que el espectáculo se acabe, pase lo que pase. Hoy es AMC, como en enero lo fue Gamestop y mañana lo será cualquier otra compañía en la que se fijen las redes sociales.
El espectáculo, como decía la canción, debe continuar ("show must go on") pero es obligatorio preguntarse cuál es el beneficio derivado para la economía real.