El Gobierno chino parece decidido, tras la celebración del centenario del Partido Comunista chino que tuvo lugar a principios de julio, a dejar bien claro que no desea que su modelo económico siga los pasos del norteamericano, y que no va a permitir a las grandes compañías obtener beneficios exorbitantes para sus dueños salvo que su actividad esté conectada con los objetivos de interés general marcados por el Partido y por el Gobierno.
El último aviso (por el momento) en ese sentido ha sido la serie de comunicaciones de ida y vuelta respecto a las bondades sociales de los juegos online. El pasado lunes un medio cuasi oficial, el Economic Information Daily, publicaba un artículo en el que calificaba a los videojuegos juegos como "opio espiritual", sugiriendo que es una especie de "droga electrónica" y haciendo temer que la industria de los videojuegos fuera el próximo objetivo de los reguladores.
De forma casi inmediata el gigante chino Tencent, una compañía que ofrece múltiples servicios, siendo a la vez una especie de Facebook, WhatsApp, Google, Netflix, Amazon y Spotify reunidos bajo una sola plataforma, se desplomó casi un 10% en Bolsa. Tencent es una de las líderes mundiales de empresas de videojuegos, además de ofrecer internet, mensajería, redes sociales, entretenimiento, publicidad on-line, Fintech y Cloud.
La violenta reacción de los inversores obligó al medio a rectificar parcialmente, reconociendo los beneficios sociales en la "energía positiva" que genera esta actividad. Pero el aviso queda ahí y forma parte de una línea que el Gobierno chino parece tener muy clara, a saber, que es el Gobierno y no las empresas quien determina los grandes objetivos de la política económica.
Si mirásemos el Gráfico de Tencent del último año podríamos ver, igual que lo hacíamos en nuestro Gráfico del pasado lunes con la compañía educativa Gaotu Tedechu, que la caída de Tencent de esta última semana es el último tramo de una caída mucho más grande, que se inició a partir de los máximos de mediados de marzo. Las acciones de Tencent cerraron el 23 de marzo pasado a 32,78 euros y cuatro meses después, el 27 de julio llegaron a perder los 10 dólares por acción.
La gran pregunta es si estamos ante una oportunidad de compra de una gran compañía como Tencent (cabría decir lo mismo de otras como Alibaba o Didi Global) a muy buen precio o si, por el contrario, el intervencionismo del Gobierno chino va a cortar las alas definitivamente a las grandes como parias chinas.
Es muy difícil valorar el impacto de intervencionismo regulatorio en el futuro de las compañías tecnológicas chinas, pero aun a riesgo de equivocarnos pensamos que la caída del 30% de las acciones de Tencent nos brinda la oportunidad de invertir en un conglomerado empresarial muy interesante y en una economía que va a seguir siendo líder en crecimiento, a valoraciones que no veíamos en los últimos 8 años.