El PIB (producto interior bruto) representa la suma de todos los bienes y servicios finales producidos en un país durante un año, ya sea por nacionales o por extranjeros residentes. Este indicador permite medir el crecimiento o decrecimiento de la producción de bienes y servicios de las empresas de cada país, únicamente dentro de su territorio. Así pues, mide la riqueza generada por un país durante un año, aunque no mide la riqueza total del país (recursos naturales, carreteras, hospitales, etc) ni otras actividades (trabajo en negro, intercambios de servicios entre amigos, negocios ilícitos). Es precisamente por este motivo por el que es más “real” utilizar el PIB frente a la población mediante la fórmula: PIB per capita (PIB / nº de habitantes).
Les comento un detalle que seguramente no se han parado a pensar nunca pero que en su día generó un amplio debate. En el año 1988 una ex diputada neozelandesa llamada Marilyn Waring escribió un libro llamado If women counted en el que reflejaba su malestar porque el PIB ignora a la mujer en una serie de trabajos o actividades (cuidar a los hijos, cuidar a personas mayores, tareas domésticas) que no son remunerados, por lo que el PIB no los contempla a la hora de calcularse.
Marilyn Waring ponía un ejemplo que refleja de manera muy clara y sencilla su planteamiento: decía que cocinar es una actividad económica activa si se vende al público esa comida (factor remuneración), en cambio, cocinar para la familia (pareja, hijos, padres) es una actividad económica no activa porque no se vende esa comida (factor de no remuneración). Pues bien, en el primer caso queda recogido en el PIB, en el segundo no. En el primer caso se produce un comercio, una transacción, en el segundo no. En cambio, en ambas situaciones el hecho en sí es el mismo: cocinar.