El índice tecnológico Nasdaq, al que dedicábamos nuestra sección la semana pasada, ha vuelto a caer esta última semana un 2,8%, más del doble que el S&P y que el Dow Jones (-1,3% en la semana) continuando así la digestión de las fuertes subidas experimentadas en 2020 y 2021, y a la espera de poder retomar de nuevo el liderazgo de las Bolsas globales.
Pero esas caídas del Nasdaq se quedan muy pequeñas al lado de los auténticos desplomes que han sufrido las Bolsas europeas, que están siendo, con gran diferencia, las más impactadas por el conflicto de Ucrania.
La semana pasada el Eurostoxx cayó el 10,4%, el Dax el 10,1%, el Cac francés el 10,2% y el Mib italiano el 12,8%, habiéndose comportado esta vez nuestro Ibex un poco mejor, ya que cayó "solo" un 9% en la semana. Tras esas fuertes caídas las pérdidas anuales del Eurostoxx, del Cac, del Mib y del Dax superan ya el 17% en lo que va de año, acercándose peligrosamente a la zona de "bear market" (mercado bajista) que se produciría si la caída desde máximos superase el 20%.
Tanto por análisis técnico como por análisis fundamental las Bolsas europeas están ya en niveles que en condiciones normales invitarían a la compra. Los analistas técnicos señalan la zona entre 3600 y 3850 puntos, que entre 2015 y 2021 ha sido una zona de resistencia al alza, como una importante área de soporte. El Eurostoxx cerró el viernes en 3.556 puntos, es decir estamos ya en una zona de soporte.
A nivel de análisis fundamental, si aplicamos un Per de 13,5 veces (que es la media histórica) a los beneficios estimados por el consenso de los analistas para el 2022 nos sale un valor de 3.900 puntos para el Eurostoxx y aun si considerásemos que los beneficios no suben nada en el 2022, y aplicásemos ese mismo Per de 13,5 veces, estaríamos hablando de 3.500 puntos. Es decir, un nivel cercano al de cierre del pasado viernes.
El Eurostoxx por tanto está en niveles que si nos atenemos a los análisis anteriores invitarían a las compras. El gráfico adjunto muestra como la semana pasada se ha agravado aun más la divergencia entre Bolsas europeas y americanas, agrandando la brecha en favor de las americanas, que cotizan a múltiplos más elevados y descontando proyecciones de beneficios más optimistas.
Pero los inversores estos últimos años han preferido poner su dinero en las Bolsas americanas y el conflicto de Ucrania no invita en principio a cambiar de idea, dada la dependencia europea del gas ruso y dada la cercanía al conflicto y la fuerte exposición de muchas importantes empresas europeas al mercado ruso.
Pensamos que en los actuales niveles la entrada en las Bolsas europeas puede ser una buena idea, bajo la hipótesis de que la guerra de Ucrania pasará y la economía europea y global, una vez cerradas las heridas, tenderán a recuperarse.
Pero siempre tenemos que recordar que en estos momentos de elevada incertidumbre solo deben tomar posiciones quienes tengan un perfil extremadamente tolerante al riesgo y sepan que pueden sufrir pérdidas importantes, a cambio, eso sí de obtener tal vez en el futuro beneficios no menos sustanciosos.