En un discurso titulado “Abordar los desafíos para el crecimiento, la seguridad y la estabilidad”, el presidente del Banco Mundial, David Malpass, advirtió que estamos en presencia de crisis superpuestas como nunca habíamos visto. Durante su participación en la Escuela de Economía de Varsovia a principio de la semana pasada, aseguró que la guerra rusa contra Ucrania ha desencadenado una reacción en cadena en la economía mundial, elevando los precios de la energía y los alimentos, aumentando las preocupaciones sobre la deuda y empeorando potencialmente la pobreza.
“Nunca tantos países experimentaron una recesión a la vez, sufriendo la pérdida de capital, empleos y medios de vida. Al mismo tiempo, la inflación continúa acelerándose”, señaló Malpass, enfatizando que para hacer frente a estas crisis superpuestas, las naciones avanzadas deben mantener abiertos los mercados, eliminando las barreras comerciales y revirtiendo las políticas que concentran la riqueza.
Del mismo modo, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, destacó igual que el mundo vive una “crisis encima de otra”, con la pandemia del Covid-19 y la guerra en Ucrania.
En un evento para marcar el inicio la próximo de la Reunión de Primavera del FMI y el Banco Mundial, destacó las “ondas de choque en todo el mundo” causadas por la invasión militar de Rusia a Ucrania y advirtió que la guerra podría aumentar la desigualdad. También indicó que la inflación aparece como “un riesgo para muchos países alrededor del mundo”. Y no hay duda de ello.
En ese contexto, destacó el “riesgo creciente de fragmentación de la economía global”, en medio de las sanciones aplicadas contra Rusia y las tensiones entre China y Occidente.
Sobre la inflación, Georgieva dijo que existe un riesgo creciente de que las expectativas sobre los precios “se desanclen”, de ahí la importancia de que las autoridades respondan a la situación.
Los precios de la energía, los alimentos y los problemas de la cadena de suministro continúan elevando los precios, advirtió. “La inflación es una amenaza para la estabilidad y un impuesto para la gente común”, recordó, e instó a los bancos centrales a ajustar las políticas de forma apropiada “y comunicarlo claramente”. Una manera elegante de decir que deben subir pronto y más las tasas de interés, pero sin sorprender a los mercados.
Otro punto señalado por el FMI en el contexto actual fue el avance de los activos digitales en los últimos años. Según Georgieva, esto se vio agravado por la pandemia. Un aspecto importante es evaluar cómo sería posible integrar estas transacciones en una plataforma global.
Ante este escenario sin precedentes habría que responder de manera conjunta y global haciendo todo lo contrario a lo que hasta ahora se está poniendo en práctica: hay que evitar sanciones internacionales mutuas, abrir fronteras comerciales y eliminar barreras para incentivar la mayor oferta posible de bienes y servicios; hay que dejar de derrochar en los presupuestos públicos, equilibrarlos y detener la expansión de la deuda. Esto, mientras los bancos centrales elevan decididamente los tipos de interés por encima de la inflación.
De los puntos anteriores ninguno se está llevando a cabo. Ninguno. Cero. El alza de tasas de los bancos centrales es tan tibia aún que en la mayoría de los casos continúan siendo negativas en términos reales. De lo demás, ni siquiera hablar: tras la crisis COVID la deuda, el gasto y la impresión desenfrenada de dinero siguen desatadas y no pueden detenerse.
Fuente: Propia - Guillermo Barba