Tal vez puedan seguir saliendo algunos datos inflacionarios “mejor de lo esperado” (en realidad sólo menos malos que los anteriores) y brindar un ligero respiro a los inversionistas en los mercados financieros. Sin embargo, ¡el “gran elefante en la habitación sigue ahí! La elevada inflación seguirá afectando a los mercados y a los bolsillos de los consumidores por un largo tiempo, a pesar del incipiente proceso de alza de tasas de interés y de la supuesta contracción de la base monetaria que habría comenzado este mes. En ese sentido, uno de estos indicadores que ha venido mejorando es el de gasto de consumo personal básico en la Unión Americana. La semana pasada el Departamento de Comercio de Estados Unidos reportó que dicho indicador –la medida de inflación preferida por la Reserva Federal– registró un aumento anual del 4.9 por ciento en abril, por debajo del aumento del 5.2 por ciento de marzo y del 5.3 por ciento de febrero.
Incluso una reciente encuesta a los consumidores realizada por la Reserva Federal (Fed) de Nueva York señaló que, si bien los consumidores ven que los precios subirán este año, las expectativas de inflación a tres y cinco años se mantienen “ancladas”, aunque siguen siendo históricamente muy elevadas. ¡Esto último es lo realmente importante!
La propia Fed reconoce que los consumidores se enfrentarán a dificultades a medida que la inflación se “coma” su poder adquisitivo y patrimonio, lo que en última instancia pesa sobre el crecimiento económico.
Axel Merk, presidente y director general de inversiones de Merk Investments, dijo en una entrevista con Kitco que la Reserva Federal parece como si caminara por un estrecho al borde de un acantilado, y que aunque a la Fed le gustaría tener la inflación bajo control, no cree que se arriesgará a crear una recesión, como lo han temido los mercados.
En contraste, nuestra opinión desde principios de año fue que sí, la Fed buscaría de ser necesario provocar una recesión si ello le permite “romperle la espalda” a la demanda agregada, uno de los principales factores que está presionando los precios al alza. Pese a ello, nuestro pronóstico podría ajustarse.
Y es que cada día se vuelve más notoria la desesperación del presidente estadounidense Joe Biden ante la caída de su popularidad, y se ha sabido que convocó ya esta misma semana al presidente de la Fed, Jerome Powell, a la oficina Oval. De acuerdo con un comunicado de la Casa Blanca la reunión será sobre el estado de las economías americana y global, pero las caídas en los mercados bursátiles de los últimos meses hacen pensar que Biden ya no está dispuesto a tolerar más un mercado bajista que pega en el ánimo de los ciudadanos quizá más que la propia inflación.
En la Casa Blanca y en el Partido Demócrata, la preocupación es clara por las elecciones de este año que podrían resultarles desastrosas. Así que en la ponderación de riesgos parece ser que Biden y sus correligionarios estarían más por apoyar una recuperación de Wall Street que brinde una sensación de más riqueza, que preocupados por combatir el alza de precios con el riesgo incluso de propiciar una recesión.
Si esto resulta así, quizás la Fed pudiera comenzar a matizar su discursos y acciones “hawkish” (anti- inflacionistas), lo que beneficiaría a las acciones y activos de riesgo en general como el bitcoin y las criptomonedas. Aunque hay que esperar todavía, no podemos descartar del todo esa posibilidad.
Por otro lado, en el medio financiero hay aún mucha presión sobre la Fed para actuar contra la inflación. Por ejemplo, el inversor multimillonario Bill Ackman, fundador de Pershing Square Capital Management, insiste en que el banco central necesita actuar agresivamente ahora.
“Hasta que no se aborde la inflación de forma satisfactoria, los inversores no saben si la Fed tardará en sofocar la inflación y cuánto tiempo tardará en hacerlo. La incertidumbre es el enemigo de los mercados, especialmente en el corto plazo”, dijo Ackman en Twitter.
Ackman señaló que al subir las tasas de interés de forma agresiva en estos momentos, la Fed puede acabar por proteger y mejorar los mercados de renta variable y la fortaleza de la economía, ya que frenaría la inflación. Como quiera, lo único cierto es que la volatilidad seguirá siendo alta y los mercados financieros continuarán desordenados.
Los mercados seguirán frágiles
Muchos son los analistas que como nosotros han advertido que los mercados de renta variable seguirán siendo frágiles en el entorno actual. Como ya se explicó, la inflación sigue siendo una amenaza y muchos inversores buscan vender las repentinas subidas del mercado en un entorno de crecimiento económico débil. Creemos que eso es lo mejor y que los ahorradores deben continuar refugiándose en activos seguros y mucho más estables como el oro.
Aunque el metal precioso se enfrentará a vientos en contra por el aumento de las tasas de interés, su papel como activo de refugio y cobertura de la inflación está lejos de haber terminado, y no lo debemos de olvidar. El citado Axel Merk ha dicho acertadamente que el oro sigue siendo una importante herramienta de inversión, y que continúa haciendo su trabajo como activo de defensa y refugio. “Cuando estás en un desastre como en el que estamos, habrá políticas erráticas. Así que tal vez sería bueno tener algo de diversificación, algo de estabilidad en tu portafolio”, sentenció. No podríamos estar más de acuerdo.
Hablar de una baja en la escalada de precios o de una “desinflación”, no es ni de lejos una noticia alentadora, por más que los grandes medios de comunicación así nos lo quieran vender. “Menos mal” no es estar bien. Sacar provecho de las malas condiciones económicas, invirtiendo inteligente y a tiempo, sí lo es.
Fuente: Propia - Guillermo Barba