La tibieza a la hora de resolver problemas no es adecuada cuando lo que nos acosa es un problema de marca mayor. Han estado muchos meses los bancos centrales sin preocuparse por una espiral inflacionista que amenaza con barrer la teórica prosperidad de los países del mundo occidental. Y cuando se dan cuenta de que estaban equivocados y de que no era un simple resfriado sino una verdadera neumonía, se ponen a recetar friegas con Vips Vaporub a ver si hay suerte.
Subir los tipos de interés medio punto no va a arreglar nada, ya que la inflación se va a ir adaptando a esos pequeños incrementos, máxime cuando venimos de tipos negativos. Hay que tener en cuenta que la mayoría de las pólizas de crédito de empresas y las hipotecas de los particulares tardarán entre seis y doce meses en actualizar los tipos de referencia en los préstamos a tipo variable, que son muchos, y no afectará nada en los préstamos a tipo fijo.
Por tanto, si queremos realmente contener esa espiral inflacionista lo que hay que hacer es provocar un shock con una subida realmente importante, digamos de entre cinco y ocho puntos, lanzando un mensaje al mercado de que los bancos centrales no se van a andar con chiquitas para resolver este problema. En Economía las expectativas actúan casi tanto como los hechos consumados. Si se ponen los tipos de interés al 8%, el parón en consumo e inversión será inmediato y ante la disminución de la demanda la oferta tendrá que frenar la escalada de precios. Créanme, esa es la única forma fehaciente de bloquear una espiral inflacionista, especialmente si su origen es una inflación de costes, como es el caso.
Si, ya sabemos que eso supondrá una contracción económica que supondrá una recesión durante una serie de meses, pero primero hay que ahuyentar al lobo y luego reconstruir el vallado por el que se había colado la fiera. No podemos tirarle cáscaras de nuez a ver si le ahuyentamos un poquito, porque luego volverá por la noche, atravesará de nuevo el vallado y nos matará las ovejas.
Ser timorato no es precisamente una virtud cuando se tiene el poder omnímodo que tienen actualmente los regidores de los bancos centrales. Los americanos se están dando ya cuenta de ello, y han empezado a hacer subidas de 0,75 puntos, en mi opinión insuficientes, pero que marcan una tendencia clara. Además, estoy seguro de que si su inflación subyacente (7%) no cede en las próximas semanas, volverán a subir con fuerza los tipos de interés. Mientras tanto, en el Banco Central Europeo (BCE) están a por uvas, y no sólo mantienen los tipos en negativo, sino que además dicen que cuando los alemanes no necesiten que se les compre su deuda pública, pues que utilizarán ese “hueco” para comprar deuda soberana de España, Italia, Grecia o Portugal, vamos que seguirán dopando las economías mediterráneas el tiempo que haga falta.
Hace ya varios años que el único que compra deuda española es el Banco Central Europeo. Nadie quiere “riesgo España” por cómo se han llevado las cuentas públicas de nuestro país en las últimas legislaturas. La prima de riesgo está subiendo y las medidas que se están tomando por parte del BCE no son otra cosa que parches para tratar de sedar al enfermo, a pesar de que la neumonía avanza sin remisión.
No se pueden usar paños calientes cuando lo que hace falta es cirugía, al igual que no se pueden tirar cáscaras de nuez a un lobo, porque al principio se retirará un poco pero cuando vea que eso no se le hace daño volverá siendo todavía más dañino. Habrá que darles un curso acelerado de cinegética a nuestros próceres económicos para que se levanten de sus poltronas en los bancos centrales y pongan los medios necesarios para que los sufridos europeos no acabemos como las ovejas del pastor.
Miguel Córdoba
Economista