La semana pasada, nos referíamos a las materias primas industriales como el mineral de hierro y el cobre, que desde hace unos meses vienen cayendo, en parte por la desaceleración de la economía china y en parte por la posible recesión que se espera a nivel global para el otoño.
Esta semana el cobre y otras materias primas industriales han seguido cayendo, lo cual es normal al haberse intensificado los temores de recesión tras las intervenciones de varios banqueros centrales en el simposio de Sintra que mostraron una posición muy "dura" frente a la inflación. El mercado piensa que las fuertes subidas de tipos y la menor liquidez afectarán negativamente al crecimiento. De hecho, la recesión industrial es ya una realidad en países como Alemania, por lo que no debe sorprendernos la caída de las materias primas industriales.
Puede parecer más sorprendente, sin embargo, que también estén cayendo las materias primas agrícolas, incluidas algunas tan directamente afectadas por la guerra de Ucrania como el trigo o el maíz. Sin embargo, tal y como se ve en el gráfico adjunto, la realidad es que desde principios de marzo la subida vertical de los futuros del trigo se para en seco, y, tras una fase lateral en la segunda parte de marzo y en abril, los precios inician un breve, pero intenso, repunte en la primera mitad de mayo, para luego desplomarse a gran velocidad.
Esta última semana los futuros del trigo han caído un 9,6% y en las cuatro últimas semanas un 18,6%. Ese desplome se ha producido mientras los medios de comunicación nos informan de que puede haber una hambruna porque el trigo y otros cereales básicos para la alimentación están bloqueados en los depósitos de Ucrania sin poderse mover.
El viernes el precio del trigo cerró en 846 dólares, muy por debajo de los máximos cercanos a 1.300 de mediados de mayo. El mercado, por tanto, parece algo menos pesimista que la opinión dominante en relación con la escasez de trigo, y lo mismo pasa con otras materias primas agrícolas como el maíz.
Es difícil interpretar estos vaivenes, salvo que lo hagamos desde el ángulo del clásico modelo de la "telaraña" que estudiábamos para analizar la formación de precios en los mercados de materias primas. El trigo baja mucho y entonces nadie produce trigo, y como consecuencia hay escasez y el precio sube mucho y todos producen trigo, hasta que el exceso de oferta hace bajar los precios, y así sucesivamente.