Ni la invasión de Rusia a Ucrania, ni el incremento del coste de las materias primas, ni el disparatado incremento de precio de las fuentes de energía, sino que será el calor y la escasez de lluvias, a nivel tanto europeo como africano lo que llevará a que el aceite de oliva sea un bien escaso y con un precio alto para la próxima campaña de 2022-2023.
Y, es que, si bien el enlace de campaña (meses de septiembre y octubre), será de un nivel normal si contamos la media de años anteriores, no será suficiente para que con la próxima cosecha se pueda satisfacer de producto a una demanda que de nuevo y desde el exterior de la Unión Europea, se ha visto incrementada de forma importante.
Esta vez, no solo en España se va a producir una bajada muy reseñable de la producción, sino que las zonas productoras de Grecia, Italia y Túnez se van a encontrar con reducciones de stocks del llamado oro liquido por encima del 50% con respecto a la campaña anterior, y por ejemplo en California, primera productora de aceite de EEUU, ya se da casi por perdida la totalidad de la cosecha.
Desde el Ministerio y Junta de Andalucia ( ya que cerca del 50% del aceite de oliva mundial se produce en esta comunidad), no se quiere alzar una voz alarmante y tan solo se habla en circulos cerrados de una disminución del 30% en la cosecha con respecto a esta campaña, pero, bien saben ellos que eso no es cierto.
Hay que reseñar que sobre un 70% de la superficie total sembrada de olivar es de secano y el resto sería de regadío. Pues bien, debido a las altas temperaturas y escasez de lluvias en todos los países productores, y sobre todo, en Andalucía y concretamente en Jaén, el olivar de secano se encuentra sin apenas fruto, y el de regadío cuenta con aceitunas de escaso tamaño, debido al corte en las concesiones de agua de los riegos dependientes de las distintas Confederaciones Hidrográficas.
Es atrevido dar una cifra de producción de aceite de oliva para la campaña 2022-2023, pero esa disminución del 30% no es real, y si las lluvias no son generosas a partir del mes de septiembre, será muy difícil que incluso se consiga superar el 50% de la producción del año anterior.
Si la climatología no va a peor y esas ansiadas lluvias llegan pronto, se podrá salvar la cosecha en las zonas de regadío y quizás en España podamos ver sobre unas 700.000 toneladas, que unidas al enlace de campaña rozará el millón de toneladas disponibles para el año 2023, cifra insuficiente para abastecer al mercado mundial, el precio marcará ese desequilibrio entre la oferta y demanda y se podrán ver tensiones como las producidas en el año 2015.
A parte de todo esto, aunque en mucha menor medida, también se pueden producir tensiones al alza en el precio del aceite de oliva a partir del enlace de campaña por los aumentos incansables de los costes de producción (fertilizantes, petroleo, luz...) y por el aumento de precios de otros aceites consumidos a nivel mundial, aunque se ha demostrado otras veces, que estos dos factores no son demasiado determinantes para la formación del precio del aceite de oliva.
Por todo esto, habrá que estar muy pendientes de la temperatura y lluvias que se produzcan en otoño, principalmente de la mitad de España hacia abajo, aunque mucha producción se ha perdido, se puede salvar todavía la aceituna del olivar de regadío y que gracias a esto se tensione menos el mercado.
Los 4 euros de precio en origen del aceite de oliva serán pulverizados en pocas semanas, y tanto el Ministerio de España como la Junta de Andalucía, deberán de ofrecer en el mes de Septiembre un aforo acorde con la realidad, y entonces, comenzará la especulación y las subidas espectaculares de este preciado bien.