A lo largo de la historia, la búsqueda de la felicidad ha sido una preocupación de la humanidad. Por supuesto, los humanos no solo nos contentamos con medir nuestra propia felicidad, sino también nuestra felicidad en relación con las personas que nos rodean, e incluso con otras personas en todo el mundo. El Informe mundial sobre la felicidad anual, que utiliza datos de encuestas globales para informar cómo las personas evalúan sus propias vidas en más de 150 países, nos ayuda a hacer precisamente eso.
Los factores que contribuyen a la felicidad son tan subjetivos y específicos como los miles de millones de humanos a los que influyen, pero hay algunos que continúan resonando con el tiempo. Familia. Amor. Objetivo. Riqueza. Los tres primeros ejemplos son difíciles de medir, pero el último se puede analizar basándose en datos.
¿El dinero realmente compra la felicidad? Vamos a averiguar.
Para hacer los números, analizamos los datos de Credit Suisse , que desglosan la riqueza promedio por adulto en varios países del mundo.
La siguiente tabla analiza los países por su puntaje de felicidad y riqueza por adulto. Estos son los más destacados:
Si bien los resultados no apuntan definitivamente a que la riqueza contribuya a la felicidad, existe una fuerte correlación en todos los ámbitos. En términos generales, los países más pobres del mundo tienen los puntajes de felicidad más bajos y los más ricos informan que son los más felices.
Si bien muchos de los países siguen una tendencia obvia (más riqueza = más felicidad), hay matices y valores atípicos que vale la pena explorar.
En América Latina, las personas autoinforman más felicidad de lo que predeciría la tendencia entre la riqueza y la felicidad.
Por otro lado, muchas naciones en el Medio Oriente reportan un poco menos de felicidad de lo que predecirían los niveles de riqueza.
La agitación política, una crisis económica y la devastadora explosión en Beirut han resultado en que el Líbano tenga una puntuación mucho peor de lo esperado. Durante la última década, el puntaje del país ha caído casi dos puntos completos.
Hong Kong ha visto hundirse su puntaje de felicidad durante años. La desigualdad, las protestas, la inestabilidad y ahora los brotes de COVID-19 han colocado a la región en una zona inusual en el gráfico: rica e infeliz.
Fuente: Visual Capitalist