Ya es un hecho que –junto con algunos gigantes de la banca– la Reserva Federal de Nueva York hará la prueba piloto de una moneda digital respaldada por un banco central, o CBDC (por sus siglas en inglés) como la conocemos. Esto, en un intento por saber si impulsaría o perjudicaría la posición del dólar en la economía global. Como sabe, los bancos han explorado durante años el uso de blockchain en sus negocios, desde pagos interbancarios hasta hipotecas y operaciones transfronterizas, pero lo que hoy desconcierta es que ese proyecto se produce en medio de una caída en los mercados de criptomonedas tras el colapso del imperio de activos digitales FTX de Sam Bankman-Fried, ocurrido la semana pasada.
La prueba piloto, que durará 12 semanas y estará a cargo del Centro de Innovación del Banco de la Reserva Federal de Nueva York (NYIC, por sus siglas en inglés), se desarrollará en un momento en que los reguladores federales en Estados Unidos no han alcanzado consenso alguno en torno de si debe o no lanzar un dólar digital (o “cripto-dólar” o como quiera que se le vaya a denominar) en el país.
Según la Fed de Nueva York, buscan explorar la viabilidad de una red interoperable de dinero digital mayorista de banco central y dinero digital de banco comercial que opere en un libro mayor distribuido y compartido de múltiples entidades, todo bajo una red de responsabilidad regulada.
Los gigantes bancarios que participarán en el programa piloto emitiendo tokens y liquidando transacciones a través de reservas simuladas del banco central, son: BNY Mellon, Citi, HSBC, Mastercard, PNC Bank, TD Bank, Truist, US Bank y Wells Fargo.
Per von Zelowitz, director del NYIC, dice que esperan colaborar con miembros de la comunidad bancaria para avanzar en la investigación sobre tokenización de activos y el futuro de las infraestructuras del mercado financiero en Estados Unidos, en la medida en que evolucionan el dinero y la banca.
Ciertamente, el proyecto probará la factibilidad técnica, la viabilidad legal y la aplicabilidad comercial de la tecnología de contabilidad distribuida, además de que simulará tokens y explorará marcos regulatorios.
El plan piloto podría extenderse potencialmente a operaciones en múltiples monedas y monedas estables reguladas (stablecoins), prevé la Fed.
Luego de que el presidente Joe Biden emitiera una orden ejecutiva dirigida a establecer un marco sobre activos digitales, algunos legisladores cuestionaron cuál podría ser el papel del Congreso en la aprobación de una legislación en apoyo de una CBDC y cómo un dólar digital podría reducir innovaciones similares del sector privado.
En palabras de Tony McLaughlin, director gerente de pagos emergentes y desarrollo comercial en la división de soluciones comerciales y de tesorería de Citigroup, los dólares estadounidenses programables pueden ser necesarios para respaldar nuevos modelos comerciales y proporcionar una base para innovaciones muy necesarias en acuerdos financieros e infraestructura.
Tales proyectos, que se centran en la digitalización del dinero del banco central y los depósitos bancarios individuales, podrían expandirse para tener una visión más amplia de la oportunidad, asegura.
Si bien el trabajo inicial se centrará en simular dinero digital emitido por instituciones reguladas en dólares estadounidenses, el concepto podría extenderse a operaciones en múltiples monedas y stablecoins, normalmente respaldados uno a uno por otro activo, como el dólar o el euro, y sobre el que pesan sospechas de fraude, sobre todo tras el colapso de FTX y otros “exchanges”.
Por cierto, esta no es la primera incursión con una CBDC en Estados Unidos. La Reserva Federal de Boston se asoció con el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) antes de que el banco central más grande publicara un documento preliminar en enero que expusiera los pros y los contras de emitir una moneda digital.
La Fed no se ha comprometido definitivamente a lanzar una CBDC, y no todos sus funcionarios están convencidos de su necesidad. Tan es así que apenas el mes pasado el gobernador del banco central, Christopher Waller, dijo dudar que la introducción de una moneda digital impulse o perjudique al dólar en la economía global.
El “criptomundo” es inevitable
Toda nueva tecnología genera bandos opuestos: en un lado están quienes la apoyan y del otro quienes la detestan. Casi siempre, entre estos últimos están quienes ven afectados sus intereses particulares. Sin embargo, el “criptomundo” es una inevitabilidad en las circunstancias actuales de la historia, y los más jóvenes terminarán por imponerlo.
La tecnología de cadena de bloques –que dio nacimiento al bitcoin– demostró que el sistema bancario es prescindible. No sorprende, entonces, que sean los propios bancos –centrales y comerciales– los más escépticos ante formas de dinero descentralizado y tecnologías que permiten la creación de “escasez” y propiedad en un mundo digital hasta hace poco infinito.
Ante esta ola apabullante de tecnología y cambio generacional, los bancos centrales y, en general, el sistema monetario tendrán que adaptarse para sobrevivir, y, paradójicamente, encontrarán su salvación en el propio mundo “cripto”.
De manera que es cuestión de tiempo para que todos tengamos un “cripto-dólar”, un “cripto- peso”, “cripto- euro”, etc., que mientras sean una opción más en medio de una competencia de “dineros”, no tendrán mayor problema.
El riesgo para los ciudadanos, no obstante, está en que autoridades financieras y monetarias quieran imponer las CBDCs como monedas únicas y prohíban las formas independientes de dinero como el bitcoin.
No sólo eso: una divisa digital oficial le otorga al gobernante la posibilidad de controlar por completo en qué, cómo, cuándo, quién y cuánto se gasta una persona, dándole el poder de anular –si quiere– su forma de ganarse la vida, decidir en qué puede gastar o quitarle todo lo que gana –mediante impuestos–, si así lo desea. Mantengámonos alertas, porque esa batalla por la libertad individual y la privacidad la tendremos que dar sí o sí.
Fuente: Guillermo Barba - Propia.