Uno de los principales retos a los que se enfrentan los inversores profesionales es que los buenos comportamientos suelen estar en conflicto directo con nuestros propios intereses. Esto se debe a que nuestros incentivos no están alineados (lo que es beneficioso para el negocio o mi carrera no es necesariamente bueno para mi cliente) o nos sentimos obligados a cumplir con las expectativas erróneas de lo que es un buen comportamiento inversor. Esta profunda disonancia significa que hay muchas cosas que los inversores profesionales deberían decir, pero que en realidad no pueden. Como:

"Lo siento, no estoy seguro de cómo le fue al mercado ayer, no lo comprobé".

“Sí, este es el segundo trimestre consecutivo en el que no hemos realizado ningún cambio en su cartera. Espero que no hagamos ninguno en todo el año”.

“Podrías escucharme hablar sobre la inflación, pero soy tan malo para pronosticarla como todos los demás”.

"Estamos administrando demasiado dinero, probablemente no sea lo mejor para usted invertir con nosotros".

“Nuestro sólido desempeño reciente es totalmente insostenible”.

“Tengo que admitir que hemos tenido una suerte increíble”.

“Nuestro nuevo CEO está realmente enfocado en mejorar el desempeño a corto plazo”

"La estructura de tarifas de rendimiento significa que puedo volverme muy rico, incluso si tengo un rendimiento inferior".

“Realmente hay poco valor en la complejidad, es mejor mantenerlo simple”.

“Sí, he llevado un registro de mis macropronósticos y operaciones, ¿le gustaría verlo?”

“Si desea adoptar un enfoque activo genuinamente a largo plazo, tendrá que soportar años de bajo rendimiento. Incluso si somos buenos”.

“Aunque digo que tengo un horizonte de inversión a largo plazo, la mayor parte de mi decisión es mantener mi trabajo por un año más”.

“A decir verdad, esta fusión ha sido una absoluta pesadilla”.

"La reciente reestructuración del equipo ha cambiado todo, hemos perdido a algunos de nuestros mejores empleados"

"No tengo idea de cómo se comportarán los mercados durante el próximo año, y nadie más".

Aunque estos problemas pueden parecer menores y similares a la actividad de ventas clásica de cualquier industria, destacando las virtudes percibidas de un producto o servicio, aquí está sucediendo algo más dañino. Los incentivos impulsan el comportamiento y, con demasiada frecuencia, los incentivos de los inversores profesionales apuntan en la dirección opuesta a la de sus clientes.

Fuente: Joe Wiggins de Behaviouralinvestment.

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