¿Saben lo que más me ha impresionado del reciente comportamiento de los mercados? La fuerte repercusión de la inestabilidad en las carteras de los inversores retail finales. Aunque aquí podríamos discutir qué ha llevado a quién. Desde hace semanas, realmente meses, vemos un goteo continuado de salidas de dinero desde los fondos de inversión en activos emergentes. Pero, en las dos últimas semanas hemos visto salidas de más de 40 bn.$ en fondos de inversión en bolsa norteamericana. Y entradas por la mitad en fondos de renta fija también en Estados Unidos. ¿En Europa? Han seguido las entradas de dinero, pero a niveles muy limitados. Como ven, un comportamiento heterogéneo del dinero. ¿Dinero llama a dinero? No, dinero desconcertado.
Bolsas asiáticas en mínimos desde octubre pasado, caídas del 5 % en general en las bolsas desarrolladas (excepción del 15 % de pérdidas en el Nikkei), pero con un mejor comportamiento relativo de las europeas frente al mercado norteamericano. No digo nada del resto de las bolsas emergentes. Un risk-off en toda regla, aunque como vimos antes con un comportamiento muy selectivo desde los inversores. Estos han aprendido a discriminar, cambiando a la fuerza su forma de gestionar la cartera que hasta el momento se apoyaba en momentum (dejarse llevar) primando la renta variable frente al resto de los activos. Todos teníamos en mente que en algún momento de este año veríamos ya el inicio de la "Gran Rotación" de carteras desde la inversión en renta fija a bolsa. Pero, en lugar de esto, volvemos a ver a los inversores buscando refugio en la deuda y acumulando efectivo pese a que el cambio de sesgo en la política monetaria norteamericana es responsable en buena medida de la inestabilidad actual. ¿Entendemos realmente lo que está pasando? Como en la propia Crisis financiera iniciada hace seis años, creo que hay más preguntas que respuestas.
De entrada no creo que debamos hablar de crisis para referirnos a la inestabilidad de los mercados emergentes. Más bien ajustes de excesos anteriores (sobredimensión de sus mercados, excesos de precios de sus activos, competitividad y hasta inflación) que pueden ser enfrentados sin que se lleve por delante el crecimiento de sus economías y la propia recuperación económica mundial. Pero, un ajuste no finalizado: la inestabilidad e incertidumbre seguirán asentadas en estos mercados durante bastante tiempo aún. Sus autoridades tendrán que buscar el nivel de equilibrio entre tipo de cambio y tipos de interés reales que compensen la repatriación de fondos que vemos en estos momentos. ¿Y en los mercados desarrollados? Buena pregunta. Aunque la respuesta sólo la tienen los bancos centrales.
El ECB volvió a defraudar a buena parte del mercado al mantener sin cambios su política monetaria al mismo tiempo que mostraba un sesgo más neutral al de la reunión anterior. Sí, nos dijo su Presidente que estaban evaluando el escenario y con ello no descartaban tomar nuevas medidas en el futuro. Pero de sus palabras sólo se puede extraer que nuevas medidas deben ser precedidas de un comportamiento muy negativo de los mercados, de la economía o nuevos riesgos de deflación. ¿Y cómo reaccionaron los mercados? Al alza. De hecho, las subidas se acentuaron al día siguiente al conocer que el Tribunal Constitucional alemán podía objeciones tanto al OMT como potencial instrumento del ECB. Es más: consideraba que podría incluso contradecir al propio Tratado del Euro al permitir la financiación monetaria de algunos países. Los más optimistas valoraron de forma positiva que la cuestión de fondo del OMT pasara ahora a manos de la Corte Europea, dando por hecho su "mayor europeísmo". El resto aún no hemos podido superar la sorpresa. Sinceramente, no sólo es el debate jurisdiccional que encierra esta polémica. Pero, además, abre un debate político más intenso sobre el margen actual del Tratado para resolver realmente la Crisis del Euro. No hay nada de lo que felicitarse, en mi opinión.
Quizás los inversores hayan prestado más atención a los datos económicos conocidos en Estados Unidos. Datos económicos ambiguos, como los de empleo de enero. Poca creación de empleo, pero aumento de la población activa y un nuevo descenso de la tasa de desempleo. Datos propicios para que la Fed siga reduciendo la compra mensual de deuda. Pero el próximo FOMC será en marzo, dentro de un mes. Mucho tiempo. Veremos lo que dice Yellen en sus dos comparecencias de esta semana.
Entre tanto, esperemos a los datos de China. No hay tiempo para el aburrimiento.