“Cuando no te comerías lo que estás cocinando, empiezas a sentir un conflicto interno”, explica la cocinera catalana Nani Moré en el documental El plato o la vida. De su experiencia en la búsqueda de alternativas en restauración para colectivos, surgió la idea de crear un mapa donde descubrir escuelas que destacan por su compromiso con la calidad, con servicio de comedor ecológico.
La iniciativa, financiada mediante una acción de micromecenazgo que aún recoge aportaciones, se propone mostrar la conexión entre estos colegios y los productores locales que les sirven sus alimentos frescos, sabrosos y obtenidos de forma respetuosa con el entorno… pero sobre todo quiere inspirar a más centros.
Lo que los niños comen en el colegio es esencial. Sobre todo, si sabemos que les aporta entorno al 35% del total de calorías diarias y que el comedor resulta básico para cada vez más padres con horarios difíciles. ¿Esto se tiene siempre en cuenta? Lo ponía en duda uno de los principales estudios realizados sobre comedores en España, con datos como que un 30 % de los menús escolares no incluyen verduras ni siquiera una vez por semana.
Además del plus de calidad, al final los menús “no resultan más caros que los servicios de catering gestionados por grandes empresas”, según la entidad vasca Ekolapiko, que también fomenta este modelo alternativo de alimentación en las escuelas. Un enfoque más extendido en países como Alemania o Francia, donde la ciudad de Saint Etienne, con más de 200.000 habitantes, ha conseguido que todos sus comedores escolares sirvan alimentación ecológica, como mencionan en el blog Alterconsumismo.
Comedor escolar ecológico: ¿por dónde empezar?
Proyectos de éxito como las iniciativas Ecomenja y Ecoarrels, servicios especializados en restauración ecológica para escuelas que han contado con financiación de Triodos Bank, sirven en bandeja esta opción de calidad con precios dentro de la media de los menús de comedor.
ManzanaDesde Ecoarrels promueven además la implicación de los padres a través de talleres de cocina saludable que buscan “continuar una línea alimentaria en el ámbito familiar coherente con la que se da en la escuela, desmitificando la dificultad que supone la obligación de cocinar”. Para los chicos y chicas, también ayudan a completar conocimientos las visitas escolares a explotaciones agrícolas y ganaderas que ofrece Ecomenja y que tratábamos con más detalle en un reportaje en la Revista Triodos.
Asumiendo que cambiar a comedor ecológico requiere de acuerdos en la comunidad escolar, existen guías prácticas específicas como la creada por Greenpeace para informarse sobre cómo organizarse antes de arrancar.
Del huerto al comedor
Este es un ejemplo de huertos y comedor escolar conectados. El centro público Matagalls, en Santa Maria de Palautordera (Barcelona), destaca por haber sido capaz de integrar la alimentación ecológica no solo en su comedor sino en su programa educativo. Distinguido por la Generalitat de Catalunya, el cuidado de un huerto ecológico en sus instalaciones ha servido para que sus alumnos conozcan mejor cómo funciona el medio natural y, además, incluir algunos de sus frutos en el comedor.
El nuevo Premio de Huertos Escolares Ecológicos, coorganizado por Fundación Triodos y la Asociación Vida Sana quiere ser un estímulo más para reconocer el trabajo de centros escolares en España que impulsan un cultivo ecológico como herramienta didáctica.