Corren tiempos difíciles para el ahorrador. En los últimos años hemos conocido innumerables casos de pequeños inversores atrapados en productos cuyo nivel de riesgo no había sido comprendido y cuyo resultado, en muchas ocasiones, no sólo no ha sido el deseado sino que ha supuesto una cuantiosa pérdida.
Si bien las controvertidas ayudas a la banca por parte del FROB, y en última instancia las inyecciones con fondos europeos, han amortiguado en cierto modo las pérdidas de bonistas y preferentistas haciendo intocables a los depositantes, la postura de Alemania en relación a estos rescates va a poner punto y final a estos procedimientos de salvamento, al introducirse nuevos mecanismos que obligarán de forma automática a asumir pérdidas. Esto será así debido a la implementación del Mecanismo Único de Resolución para bancos en dificultades anunciado por la Comisión Europea, cuya principal característica es que asigna las pérdidas de los bancos a sus accionistas y acreedores en lugar de los contribuyentes, supeditando cualquier tipo de ayuda pública a un adecuado reparto de la carga con los inversores privados.
Esta cuestión no se me antoja un asunto de poca importancia, a pesar de la escasa publicidad que está recibiendo en los medios de comunicación. Fíjense si será importante hasta el punto de que muchos bancos están reconstruyendo su pasivo mediante nuevas emisiones de instrumentos híbridos y subordinadas con objeto de parapetar con un colchón de protección suficiente a sus acreedores "senior".
¿Significa esto que el inversor quede desprotegido? No lo creo. Se están produciendo muchos avances en materia de transparencia y de información hacia el inversor, que hará más improbable que aquellos inversores menos cualificados puedan invertir en productos que no comprendan o que no sean adecuados a su perfil de riesgo. Sin embargo, como nada en esta vida es perfecto, los inevitables resquicios normativos o la falta de prudencia, ya sea voluntaria o involuntaria, del inversor, convertirá (esta vez sí) el apasionante ejercicio de invertir en un "deporte de riesgo". Como no podría ser de otra manera, diría yo. Se trata de responsabilizar a los ciudadanos de sus propias inversiones, para lo bueno y para lo malo, y no sólo para cuando se gana dinero.
Como el hombre es aquel que a menudo tropieza varias veces en la misma piedra, y los bajos tipos de interés empiezan a causar inquietud entre los ahorradores ya comenzamos a observar por parte de muchos inversores un renovado apetito por activos con rentabilidades jugosas, generalmente ligados a papel de poca calidad y escaso "seniority". Volvemos, por tanto, a incurrir en los errores del pasado.
¿Y cuál es la solución? La solución para el pequeño y mediano inversor pasa por delegar sus decisiones de inversión en profesionales. Del mismo modo que para sacarnos una muela buscamos un buen dentista o cuando tenemos un problema legal preguntamos a nuestras amistades por el mejor abogado, lo que procede a la hora de invertir es acercarnos a un asesor de inversión con experiencia. No es necesario asumir un elevado coste por ello, no. Estoy seguro de que cualquiera puede dar sin dificultad y evitando un coste adicional con alguien que nos ayude a diseñar una buena cartera de fondos de inversión.
Los fondos de inversión cuentan con enormes ventajas que los convierten en los reyes de la inversión para el minorista. Tanto es así que, en muchos frentes, su resultado financiero-fiscal se asemeja notablemente al que puede obtener un inversor de grandes patrimonios utilizando una sociedad de inversión tipo "Sicav". Para empezar, con fondos podemos trocear sin límites y desde tan solo diez euros nuestra inversión, con objeto de diversificar de un modo añadido nuestra exposición por tipos de activo, por zonas geográficas, por emisor o incluso por gestor. Además, el fondo de inversión es el producto por excelencia cuando hablamos de diversificar el riesgo, debido a todos los requisitos normativos a los que se somete y a los límites que le impone la normativa reguladora.
Hay fondos buenos, malos y regulares, como en todo. Pero lo que es prácticamente seguro es que todos están "pilotados" por gestores profesionales, gente con experiencia y formación que sólo se dedican a esto y que a buen seguro harán mucho más sensata y menos arriesgada nuestra inversión, siempre que ésta se adapte a nuestro perfil de riesgo como inversor.
Por último, y trasladándonos ya al final del viaje, les diré que los fondos de inversión son junto con el efectivo uno de los activos más cómodos, a efectos de sucesiones. Se pueden valorar con exactitud y esto evita multitud de problemas en un momento desagradable y complejo, se pueden repartir en las fracciones necesarias y no llevan consigo impuestos municipales como en el caso de bienes inmuebles, siendo de inmediata disponibilidad.
En resumidas cuentas, el escenario actual de "tipos cero" ha puesto a muchos ahorradores en la encrucijada sin saber bien a qué inversión atenerse. Aprovechen para convertir el problema en una oportunidad mucho más rentable: asesórense bien y compren fondos de inversión.
Por Alejandro Varela Sobreira
Gestor de fondos de Renta 4 Banco