Se ha planteado un nuevo paradigma de trading que durará hasta que la economía en USA finalmente comience a rebotar con fuerza y para eso faltan muchos años y esto es a pesar de la decisión dovish (laxa a nivel monetario) de la Fed de la semana pasada. Si bien la Fed impactó con fuerza las expectativas de corto plazo no creo que la imagen de mediano y largo plazo hayan cambiado. Ese momento alguna vez va a llegar y veremos por entonces a una Fed cambiando su retórica y sonando alguna vez hawkish (restrictiva a nivel monetario).
En ese punto el mercado decidirá desarmar el paradigma actual y moverse al polo opuesto con un enorme impacto de corto plazo en commodities y por ejemplo, en economías emergentes que hasta ahora han visto sólo el lado positivo de tanto moral hazard. Alguna vez, la economía real le cobrará a los emergentes el moral hazard actual vía un ajuste sustancial en commodities de corto plazo pero potencialmente violento.
Es lógico suponer que a esta altura hasta el bear (pesimista) más empedernido comprende que no se puede luchar contra un Banco Central y si todavía cabía alguna duda la Fed se encargó de aclararlo el pasado miércoles. Convengamos una cosa: en comparación con Bernanke, el mismísimo Alan Greenspan con sus eternos ciclos de easing monetarios (baja de tasas) parecería ultra-hawkish (restrictivo) en el contexto actual.
Para un país como Estados Unidos cuyos ciudadanos ahorran relativamente más en équities, “inflar nominalmente” al mercado de acciones de Estados Unidos tiene un impacto positivo de corto plazo en el consumidor vía expectativas y efecto riqueza. Al existir ilusión monetaria, quien en Estados Unidos ve subir imparablemente al S&P se siente más rico y al sentirlo gasta más contagiando al consumo y de esta forma a la economía real, esa es la lógica intrínseca de QEI, QEII y QEIII en una sola oración y sin considerar los impactos desequilibrantes que el corto plazo pueda acarrearle al largo.
Pero en economía todo tiene un costo: uno puede decidir ignorar ciertos costos pero a la larga la economía real se encarga de cobrárselos. Quizá el ejemplo más elocuente en este sentido sea la burbuja que explotó en el 2007. Por evitar recesiones razonables por el año 2000/2001 se decidió en ese entonces ser muy agresivo a nivel de tasas bajas en Estados Unidos y eso alimentó una burbuja que explotó por el 2007/2008. A veces, impedir sistemáticamente que el mercado siga su curso natural y limpie perdedores tiene efectos que quizá no se notan en el corto plazo pero a la larga terminan haciéndose sentir en la economía real, quizá hoy estemos frente a ese mismo escenario, el tiempo lo dirá. Las recesiones juegan un rol formidable en un sistema de mercados: limpian al sistema de perdedores y por lo tanto, lo oxigena.
Y quizá sea saludable plantearse hoy con un S&P exuberante sobre los 1.700 puntos hasta dónde están llegando las distorsiones de tanta política monetaria laxa. Si bien es cierto que la política monetaria implementada por la Fed desde el 2007 ha permitido generar un shock positivo de expectativas y de esa forma transitar un escenario débil y preocupante a nivel de economía real en forma mucho más atenuada, también es cierto que la permanente noción del Put Gratis de Bernanke está impidiendo una valuación sincera en el mercado de activos financieros de la realidad que nos tocará vivir por la próxima década.
El aspecto negativo de tanta política monetaria laxa es que probablemente esté generando una excesiva toma de riesgo por encima del óptimo social. El hecho de que el mercado sienta que podés comprar sin riesgo a la baja sin dudas es la misma receta que la del 2000/2001 multiplicada por mil!. Sin embargo, para salir de la burbuja de viviendas se creó actualmente la burbuja de los Treasuries Americanos y muchas otras más, …burbujas que la Fed ha decidido comenzar de desarticular de a poco y sin que se note pero “arrugando” todavía. Tengo la sensación de que sin ser trágico los emergentes enfrentan un claro cambio de paradigma y eso no es una buena noticia para el mundo emergente, lo bueno es que el proceso parece ser lento y gradual por lo que daría tiempo para adecuarse al cambio.
Y yo le pregunto a Montoto: ¿dónde queda el largo plazo?