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En los últimos días hemos revisado a la baja el crecimiento previsto para Japón este año hasta un 1.2% desde 1.6%. Y ahora manejamos un crecimiento del 1.0% en 2015. ¿La razón? Especialmente la subida del impuesto sobre el consumo. Pero, es cierto, también el contexto internacional de debilidad focalizado en las economías emergentes.

Esto es lo que ayer dijo el Gobernador del BOJ:

1. No son necesarias nuevas medidas expansivas cuando el crecimiento podría superar su nivel potencial

2. Pero, si surgen obstáculos para alcanzar objetivos de inflación se plantearían nuevas medidas monetarias

3. Factores temporales pueden estar limitando las exportaciones...Año lunar y condiciones climatológicas

4. Se mantiene la valoración de que los riesgos internacionales se están moderando

Kuroda fue ayer especialmente optimista hacia la evolución del consumo y especialmente la inversión. Es importante que sea así cuando el precedente en 1997 de la próxima subida de impuestos en abril llevó la economía a la recesión. En aquel momento fue una subida de 2 puntos cuando ahora la pretensión es que sea de 3 puntos (del 5 al 8%). Se trata de mandar un mensaje claro a los agentes económicos de firmeza en los ajustes estructurales de la economía, comenzando por el déficit público. Recuerden que las estimaciones de déficit público en 2013 fueron del 9.8% del PIB y deuda por encima del 244% del PIB.

El Gobierno estima un impacto negativo en crecimiento de 1.7 puntos del PIB este año y un punto más en 2015. ¿Les parece mucho? Pero, sí es cierto que hay un consenso en el mercado (que compartimos) que en esta ocasión la recuperación económica se mantendrá. ¿Por qué razón? En parte, por la gestión que ha hecho y seguirá haciendo el BOJ. Ayer mismo la OCDE recomendaba tanto al ECB como al BOJ mantener políticas monetarias expansivas, tradicionales y excepcionales. Pero, como han podido leer al principio, el Banco Central de Japón no rechaza volver a ampliar la compra de papel o habilitar nuevas medidas para lograr el objetivo de inflación (por cierto, nosotros esperamos que la inflación de Japón supere este año el 2.8% hasta moderarse el próximo ejercicio al 1.6%). Además, al observar el escenario en 1997 con el actual hay bastantes diferencias que explican una mayor resistencia económica en la actualidad. Por de pronto, en aquel momento la subida de impuestos se acompañó de otras medidas restrictivas que abarcaban desde pagos a la Seguridad Social, la eliminación de exenciones temporales sobre ingresos y vivienda y la reducción de inversión pública. Por lo demás, es evidente que la economía japonesa parece ahora más resistente que en los noventa ante ajustes (del sector financiero entre otros) que ya han finalizado o son limitados.

Más confiados ahora no significa que estemos complacientes. Y tampoco espero que esta sea la postura del Gobierno y del BOJ. Al final, es un factor de riesgo más a vigilar a corto plazo. Aunque ya estamos acostumbrados a vivir entre incertidumbres.


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