Lo que marca la diferencia entre el triunfo y la derrota no es ni la inteligencia, ni el talento; es la voluntad y la disciplina. El hombre decidido a lograr algo, lo logrará aun cuando no sepa cómo empezar y en un inicio lo tenga todo en contra. Si usted repasa la vida de los grandes líderes, si repasa la vida de los grandes hombres de éxito, entonces encontrará que la voluntad de triunfar es el primer ingrediente del éxito: usted debe desear triunfar. Nada se consigue sin voluntad. Lo decía el famoso filósofo Nietzsche: “Quien tiene un ‘porqué’, encontrará casi siempre el ‘cómo’".
La fe es uno de los pilares del éxito... Nada grande se logra sin ella. Decía Napoleón Hill que la fe no es un asunto de religiones, sino fundamentalmente un estado de la mente. No importa cuál sea su creencia religiosa, no importa si es agnóstico o ateo, usted debe tener fe en sí mismo, fe en lo que hace. Usted debe creer en sus sueños. Crea que puede y podrá, Es necesario planear y organizar con objeto de hacerse rico, el ser pobre es cosa fácil; la pobreza no necesita ningún plan, Vincent M Roazzi decía que el éxito no es sólo físico y mental: también tiene una dimensión espiritual, el verdadero éxito externo es sólo un reflejo del éxito interno. Si falta uno de esos aspectos, entonces la persona no estará completa y eso producirá consecuencias. Si el éxito no tiene esas tres dimensiones, no nos hará sentir bien. No será auténtico. ¡Y no durará!
Ignore las críticas del mal intencionado, haga oídos sordos a quien pretende derrotarlo por medio de la crítica negativa. El éxito exige que usted se mantenga atento, alerta: necesita evitar al dañino. Además, evite convertir en su consejero a quien ni siquiera ha logrado poner en orden su propia vida. En el mundo entero abundan quienes son expertos y viven aconsejando la vida de otros, pero son un desastre con su propia vida. Siga a quienes son ejemplo, no a quienes le hablan bonito. El éxito pertenece a los hombres de acción, no a los charlatanes, y usted debe seguir a los hombres de acción: sígalos, escúchelos, crezca con ellos, el hombre de éxito sabe que todos los días no son alegría, es que las caídas, los tropiezos, esos fracasos temporales, le dan sabor a la vida, ellos y ellas hacen que el éxito sea aun más sabroso: sin los fracasos previos, el éxito no es éxito, en su camino hacia la riqueza, tenga siempre presente que no todos sus esfuerzos van a concluir en triunfos, pero sepa que cada intento lo acerca a su objetivo, pase lo que pase, no desmaye; comprenda que es una ley universal: No todos los intentos se ven coronados por la victoria y no todos los días es navidad; aun así, siga firme.