Dos cosas antes de comenzar. Primero: con gran honor les comento que la Maestría en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella que tengo el honor de dirigir y que comenzó su ciclo académico 2014 el lunes pasado, ha tenido un éxito histórico batiendo al 2013 que by the way, también fue histórico. Aún con un mercado financiero argentino con enormes limitaciones, la permanente innovación académica y la filosofía de enseñar desde la profesión con un cuerpo de profesores de lujo y con amplia participación en el mercado local e internacional son las claves de este éxito y de la filosofía que decidí impartirle al programa desde mi retorno a la Argentina en 2011: innovación permanente y aplicabilidad de mercado con más de 20 cursos nuevos incorporados en sólo dos años. Muy agradecido a la UTDT por su permanente apoyo a la excelencia e innovación académica. Ya tengo la innovación 2015 con la que sorprenderé al mercado otra vez más, pero eso por ahora, lo dejo para mí.
Segundo: y muy correlacionado a lo anterior, enorme convocatoria en la primer reunión del Seminario de Trading Electrónico que organicé en la Maestría en Finanzas de la UTDT. El lunes pasado Fernando Corvaro “la rompió” exponiendo sobre Acciones Preferidas y en unos días se viene la segunda reunión con “un grande” del mercado de bonos local y un gran amigo, Freddy Vieytes, que analizará estrategias de posicionamiento en bonos locales de caras al segundo semestre del año. Les recuerdo que el seminario tendrá dos presentaciones por mes y durará todo el año lectivo. Finalmente, comienzo también con otro programa que tengo a cargo: Mercados Financieros Globales, Reunión informativa: Martes 18 de Marzo, 19.00h. Habiendo dicho esto, comencemos con la historieta de hoy:
Suelo hablar mucho con taxistas por una sencilla razón: es mucho más útil hablar con un tachero que leer el diario, el taxi me da el termómetro cotidiano de este bendito país. Y en una de estas charlas de taxi tan rica “en calle porteña” un tachero me preguntaba: ¿para qué devaluamos, si al final estamos igual que antes? (¿Cuánto cuesta el acuerdo de Repsol/YPF?)
En realidad, le contesté al taxista, no estamos todavía ahí pero si seguimos mirando a la inflación sin hacer nada relevante en materia monetaria y fiscal llegaremos a ese punto en meses, la tortuga ya nos sacó mucha ventaja. La inflación no se controla “controlando” precios uno por uno, con disciplina monetaria y fiscal o sea con un plan que envíe señales contundentes, los precios se controlan solos. Me pregunto entonces: ¿la devaluación de enero sin plan anti-inflacionario nos conducirá a una nueva devaluación en el segundo semestre del año? ¿tendrá razón el taxista?
La devaluación genera inflación, la inflación genera a su vez devaluación, hay una sola forma de romper este círculo vicioso e interminable: plan anti-inflacionario hoy. Parecería que el mercado se acerca a una conclusión frustrante: otra vez sopa, la inflación post-devaluación se está comiendo precisamente toda la ganancia de competitividad que generó la devaluación, una sopa densa con gusto a inflación y sin una sola respuesta. Y vuelvo con algo que comenté la semana pasada, la inflación alta no es el único problema, es la no respuesta al problema lo que se convierte a su vez en un nuevo problema. (Argentina y un dilema: ¿inflación alta o inflación incierta?)
Recordemos que el IPC de enero salió en 3.70% lo cual fue festejado por el mercado dando premio a la sinceridad en la flamante medida inflacionaria. Bien, se acerca la publicación del nuevo reporte inflacionario oficial para el mes de febrero el cual seguramente dará una medición alta muy parecida a la de enero. La primer pregunta que surge es si esta vez el mercado volverá a festejar la sinceridad en la medición o si por el contrario se estancará en una pregunta que por el momento no tiene respuesta: ¿qué hacemos con la inflación en 2014?
Parecería que no hay respuesta oficial para uno de los principales problemas que acecha a este año: una inflación que no sólo es alta sino que al no verse respuestas desde el oficialismo se percibe como incierta magnificando al problema original. Pero el problema no termina ahí: queda claro que a esta altura la incertidumbre respecto al sendero esperado de precios para el 2014 es una de las principales razones por las cuales la economía argentina enfrenta un significativo enfriamiento. El oficialismo enfrenta un dilema: desinflar enfría a la economía pero paradójicamente, no desinflar también lo hace.
La no respuesta está diluyendo el impacto inicial de la devaluación de enero. Aunque sea obvio, es útil recordar que para que una devaluación sea exitosa la misma debe mejorar la competitividad externa. Pero si al shock devaluatorio original le sigue un aumento generalizado de precios locales la ventaja inicial generada vía tipo de cambio nominal comienza a licuarse vía incremento de precios locales y eso es precisamente lo que está aconteciendo en la economía argentina. (Inflación Argentina: Los Empresarios “tienen” la culpa)
A esto hay que sumarle un detalle que ante la excesiva cobertura de la coyuntura local pasa desapercibido. Ojo, porque desde inicios de año casi todas las monedas de nuestros vecinos se devaluaron por lo que esto también resta al impacto de la devaluación argentina. Las devaluaciones fueron: Uruguay 6.74%, Chile 8.90%, Colombia 5.85%, Brasil neutro entre otros. La presión devaluatoria sobre estas monedas será una patología permanente por los próximos años dado el empinamiento en la curva de tasas de Estados Unidos lo cual llegado el caso pondrá mayor presión devaluatoria local.
No es casualidad que los bonos dollar-linked nuevamente comiencen a acercarse a paridad. El mercado claramente comienza a descontar que ante una ausencia de plan anti-inflacionario una segunda devaluación es cada vez más probable de caras al segundo semestre del 2014 con todos los renovados costos políticos que dicha medida implique. Lamentablemente, la falta de reacción ante la inflación ha reducido el impacto inicial de la devaluación y de a poco comenzamos otra vez a estar como en los primeros días de enero. Pero aun llegando ahí, aun llegando a un punto de neutralidad económicamente hablando, la devaluación ha generado un enorme costo político que lejos está de ser neutral. Entonces, ¿para qué pagar semejante costo y terminar en el mismo punto?(¿Plan anti-inflacionario antes de paritarias?)
Lamentablemente, de a poco el mercado comienza a preguntarse lo que inicialmente planteaba el taxista: ¿para qué devaluamos, si al final estamos igual que antes?
Germán Fermo, Ph.D.
Director, MacroFinance Director,
Maestría en Finanzas UTDT