¿La decisión de ampliar la banda de fluctuación del Yuan responde al proceso de liberalización? ¿tiene más bien un objetivo de permitir una mayor debilidad de la moneda?. Probablemente no podremos responder a estas cuestiones a corto plazo. Al final, nos falta información para calibrar la evolución de los flujos de financiación a corto plazo y/o poder valorar plenamente el comportamiento de los flujos comerciales.
Con todo, los últimos datos económicos han coincidido sin excepción en dibujarnos un escenario de desaceleración económica incluso amenazando ya en el Q1 el ritmo de crecimiento objetivo para el año del 7.5 %. La semana pasada fuentes no oficiales del Banco Central anticiparon que, si fuera preciso, se podrían aplicar nuevas medidas desde un recorte del coeficiente de caja, de los tipos de interés y hasta medidas de tipo cuantitativo. Mientras, el Primer Ministro chino reiteró su confianza en que la economía pueda crecer este año como se esperaba.
Sin medidas adicionales, el ritmo de crecimiento podría moderarse por debajo del 7.5 % en el Q1. Y no descarto niveles del 7 % en el Q2. ¿Aceptarán las autoridades chinas una diferencia tan abultada sobre el ritmo de crecimiento objetivo? Trimestralmente sí, pero en cifra anual sinceramente no lo creo. Con todo, es importante entender la flexibilidad de las autoridades con respecto a los objetivos de crecimiento: niveles de crecimiento anual del 7.2/7.3 % probablemente no generen alarmas a nivel oficial. Niveles por debajo, sin duda sí lo pueden hacer.
Un crecimiento anual del 7.3 % en el Q1 es compatible con un dato trimestral anualizado del 6.3 %; un crecimiento anual del 7 % sería compatible con un dato trimestral anualizado del 7.1 %. Nuestra previsión por el momento es para un crecimiento este año del 7.3 % y el próximo del 7.0 %.
¿Qué medidas pueden tomar en este último caso? En política monetaria liberar recursos de la banca, a través de un recorte del coeficiente de caja. No descarto, aunque no contemplo por el momento, un recorte de tipos. Pero no creo que vaya a más. Quedaría la política fiscal (estabilizadores automáticos) y estructural (inversión en infraestructuras y liberalización).
Y luego está el sector exterior. Desde el inicio de la Crisis el superávit por cuenta corriente se ha reducido desde el 10 % del PIB hasta un 2 % actual. Y los recientes datos de exportaciones han generado alarmas sobre un nuevo deterioro en la competitividad (si tomamos como indicador de competitividad el propio deterioro de la balanza exterior). Pero, de entrada parece un tanto arriesgado extrapolar las cifra de febrero considerando el cambio del Año Chino y la propia desaceleración (temporal) del crecimiento USA en los primeros meses del año. Por otro lado, habrá que valorar ahora la depreciación de la moneda china sobre las exportaciones. Y el propio ritmo de crecimiento del comercio mundial, en un contexto de elevada incertidumbre como el actual.
Como ven, reitero que nos falta mucha información para calibrar el escenario y la potencial respuesta de las autoridades chinas. Pero, probablemente la habrá. Y será una buena noticia para los mercados. Quizás a lo largo del Q2.