Los riesgos positivos, una expansión del crédito por encima de lo esperado, ya sea en los EE.UU., Reino Unido, la zona del euro o Japón, tienen potencial para impulsar el crecimiento para la economía mundial.
Las economías emergentes también podrían ofrecer sorpresas al alza en su progreso, ya que reformas estructurales mayores de las previstas podría provocar el regreso de los inversores.
Sorpresas al alza también podrían provenir de una relajación de las condiciones monetarias en China, pero nos tememos que esto sería a costa de riesgos mucho mayores para la economía en el mediano plazo.
En el lado negativo, los riesgos se centran en las economías emergentes y las potenciales tormentas de liquidez, que podrían deberse tanto a los acontecimientos de política monetaria como a unas elecciones políticas erróneas. Un tensionamiento de las condiciones monetarias en EEUU más agresivo de lo esperado podría agravar aún más la situación.
Por otra parte, el Tribunal Constitucional alemán debe pronunciarse sobre el ESM. La brecha en el futuro marco institucional de la zona euro sigue siendo significativa y aunque ya no es una fuente de preocupación inmediata, las deficiencias del actual marco institucional se convertiría en un riesgo muy claro en el caso de un nuevo shock.